La amenaza que viene de los túneles
Video. Israel lanzó la operación este jueves por la noche, tras 10 días en la que los más de 2 mil ataques aéreos no han logrado detener el constante fuego de cohetes de Hamas sobre ciudades israelíes
A PIE. Soldados israelíes se dirigen a una zona de concentración, cerca de la frontera con Gaza, en el día 11 de la operación "Margen Protector". (Foto: XINHUA )
ESHKOL, Israel.— “La mayor parte de la gente aquí es de centro o izquierda, gente que quiere llegar a una situación de paz con los vecinos. Pero esto no podía seguir así”. Jaim Jelin, jefe del Consejo Regional Eshkol, al sur de Israel, que conoce desde enero de 2001 el significado de los disparos desde la vecina Franja de Gaza, habla en tono firme y seguro al afirmar que la guerra en curso fue impuesta por Hamas a Israel y que “cualquier país normal habría reaccionado mucho antes que nosotros”.
Hace poco más de un año, recibió en la zona que lo eligió ya repetidamente como su alcalde, a su par de Huixquilucan, con el que firmó un acuerdo de cooperación y hermandad. Eran aquellos días más tranquilos, pero la verdad es que desde hace 13 años y medio que Eshkol no sabe qué significa calma absoluta. Siempre se vive aquí con la sensación de que en algún momento puede comenzar nuevamente el goteo —o la lluvia— de morteros y cohetes.
“Si suena en este momento la alarma, tenemos 15 segundos para correr a resguardarnos”, dice Jelin, con responsabilidad por sus 14 mil habitantes residentes en 32 comunidades. De fondo se oyen estruendos, que a veces suenan muy cercanos. Los pobladores de la zona ya distinguen cuando se trata de lo que llaman “una salida nuestra” —o sea el disparo de un tanque israelí hacia el lado palestino— o un cohete en camino a Israel.
“De alguna forma, casi podría decirse que nos hemos acostumbrado a vivir bajo la amenaza de los misiles, que es seria y no debe subestimarse”, explica a EL UNIVERSAL. “Pero al menos hay alarmas, refugios, y nuestras escuelas están todas protegidas de modo que los niños puedan seguir estudiando sin preocuparse, a pesar de los sobresaltos. Sin embargo, la peor amenaza viene de los túneles”.
Boaz, funcionario del consejo regional, intenta transmitir la sensación de la gente. “Es muy difícil saber que puede salir un terrorista de abajo de la tierra, en cualquier momento, en el patio de mi casa, en el campo de un kibutz”, dice en referencia a los túneles subterráneos que Hamas cava desde Gaza hacia territorio de Israel para cometer atentados.
Dani Cohen, que dirige uno de los equipos de emergencia en el kibutz Ein Hashlosha, no duda al afirmar que “esto es lo que más nos preocupa, porque cada vez que se descubre un túnel, pensamos en todos los que están ahí abajo, a los que aún no hemos llegado”.
Mientras habla, muestra el daño que provocó un mortero lanzado desde Gaza hacia su kibutz. “Acá vive una señora de 84 años, que tiene, como todos, refugio en su casa”. Señala por dónde entró el mortero, el techo del dormitorio y afirma que “si ella hubiera estado acá, no se salva…”
En la intemperie, la sensación es parecida a la de vivir con el corazón en la boca, sin saber cuándo sonará la alarma, si habrá tiempo para ubicar el refugio cercano o al menos para tirarse al piso y taparse la cabeza. “Nada de esto cambiará”, opina Jelin, “en tanto a Hamas no le importe su propia población”.
Cuenta con orgullo de la avanzada agricultura que desarrollaron en la zona de Eshkol, y hace comparaciones. “El día que Hamas decida dedicar su dinero y esfuerzos a plantar papas y zanahorias, como nosotros, en lugar de dedicarlos a cavar túneles del terror y acumular misiles, ese día estará comenzando la paz entre los dos pueblos”.