“Las imágenes y los objetos religiosos de Juan Pablo II y del papa Francisco se venden muy bien, pero los de Juan XXIII atraen muy poco a la gente”, dijo Gianfranco Scola, propietario de uno de los tantos negocios de los alrededores del Vaticano, a EL UNIVERSAL, ilustrando así el gran comercio que ha generado la imagen Juan Pablo II ante su canonización.

Los comerciantes romanos se frotan las manos por el gran negocio que ha resultado para ellos la doble beatificación de hoy y en particular la del Papa polaco.

Con motivo de este evento religioso, los hoteles, restaurantes y bares de gran parte de Roma aumentaron sus precios, mientras que muchos propietarios de casas privadas, aprovechando la cercanía de éstas con el Vaticano, optaron por alquilar una (o más) de sus habitaciones por entre 50 y 100 euros al día.

En las calles reina la confusión. Los negocios de artículos religiosos se disputan una clientela que habla distintos idiomas, mientras afuera los boy scouts cantan, las religiosas oran y los sacerdotes se toman fotos con las familias que viajaron a Roma para no perderse el histórico momento.

Los costos de las “preciadas” mercancías, como sucede en todo gran evento religioso, varían desde los 50 centavos de euro hasta cien o más euros, dependiendo el artículo. “De Juan XXIII tenemos poco, porque entre los extranjeros esta Papa casi no vende por pertenecer a otra generación. Por ello hemos privilegiado la venta de artículos dedicados a Juan Pablo II”, dijo Pietro Esposito, otro comerciante de la zona vaticana en cuyo negocio se pueden comprar santos, rosarios, tazas, plumas, camisetas, imágenes con imán, abanicos y muchos otros artículos “con imágenes del santo polaco”.

En la librería Paolini, en la vía de la Conciliación, los libros de Juan Pablo II ocupan el lugar privilegiado, porque “hasta los no católicos lo conocen”, aseguró un empleado mientras cobraba el precio de 52 imágenes de Karol Wojtyla compradas por un grupo de religiosas las cuales, de paso, le echaban un ojo a las camisetas con el rostro de este Papa y con su famosa frase: “No tengan miedo”.

Para el profesor Bruno Ballardini, docente de la Universidad de Roma y uno de los grandes expertos italianos en materia de marketing y comunicación, la comercialización de la imagen del Papa polaco “no es una operación de mercado, sino una estrategia para ligar el nuevo papado con los precedentes. Era necesario unir al pueblo que amaba Wojtyla con el que ama al nuevo Papa. En este sentido la doble canonización es una operación muy hábil que se completó con la presencia de los dos Papas en vida”.

Por lo que toca al comercio que ha generado esta doble canonización, el experto lo considera “lícito, porque este tipo de acto terminó por activar todos los canales comerciales normales. Estamos en una época en la que todo funciona así”.

Sin embargo, Ballardini considera antirreligioso que el mismo Vaticano lo propicie, “porque ponerse al mismo nivel de las marcas comerciales es peligroso tanto para lo sacro como para los valores que defiende”. Con todo, reconoce que “en este tipo de eventos es imposible que no suceda lo que está sucediendo”.

No sabemos si el profesor sepa que la cervecera checa Pilsen ofreció una producción especial de su cerveza para la doble canonización, que una representación vaticana recibió el regalo de manos del embajador de la República Checa ante la Santa Sede y que el obispo de la ciudad de Pilsen, Monsignor Frantisek Radkovský, bendijo el presente.