WASHINGTON (DPA).— Un grupo de congregaciones religiosas estadounidenses anunció ayer la creación de un movimiento nacional para ofrecer refugio a los inmigrantes en peligro de ser deportados a sus países de origen.

Iglesias católicas y protestantes y sinagogas por todo el país abrirán sus puertas y ofrecerán refugio a los inmigrantes indocumentados, tras el fracaso en junio de la reforma migratoria y a la espera de que la administración de Barack Obama anuncie antes de final de año algún tipo de alivio migratorio para los más de 11 millones de indocumentados que viven actualmente en Estados Unidos.

Este nuevo movimiento de iglesias y sinagogas “santuarios” comenzó en dos iglesias en Arizona y se ha ido extendiendo por todo el país a ciudades como Denver, Tucson, Phoenix, Nueva York, Filadelfia y Chicago, entre otras.

Las autoridades migratorias no suelen arrestar a los inmigrantes indocumentados dentro de las iglesias u otros lugares de culto.

Dos docenas de congregaciones ofrecerán refugio físico a los inmigrantes indocumentados y otras 60 ofrecerán algún tipo de apoyo a las familias afectadas por las deportaciones, precisaron los organizadores. Este movimiento tiene sus raíces en el llamado movimiento Santuario, que nació en los años 80 en Arizona para dar refugio a centroamericanos que huían de las guerras civiles de sus países.

Los líderes religiosos consideran que es su obligación dar refugio a los inmigrantes en peligro de deportación después de que Obama aplazara su decreto en materia migratoria hasta después de las elecciones legislativas de noviembre, a pesar de que había prometido hacerlo después del verano.

El fracaso de la reforma migratoria, por la negativa de los republicanos a someter a voto la legislación en la Cámara de Representantes, es otro de los motivos por los que este movimiento ha resurgido. “El movimiento Santuario es una repuesta a la falta de acción”, señaló el congresista demócrata por Arizona Raúl Grijalva, quien lamentó la politización de la cuestión migratoria, lo que ha provocado que “la gente se convierta en números, se minimicen las consecuencias de la separación de las familias y se trate a los niños que huyen de la violencia como invasores”.

El reverendo Gradye Parsons, uno de los líderes de la iglesia prebisteriana de EU, señaló que las congregaciones religiosas han decidido hacer algo porque no se puede “seguir soportando la pérdida diaria de hermanos y hermanas” debido a su deportación a sus países de origen.