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Hombre negro, hombre blanco: justicia desigual

J. Jaime Hernández / Corresponsal Washington| El Universal
Lunes 08 de diciembre de 2014
Hombre negro, hombre blanco: justicia desigual

DESCONTENTO. Cientos de personas marcharon ayer en Pittsfield, Massachussets, en protesta por la decisión del gran jurado de no presentar cargos contra oficiales que mataron a los jóvenes Michael Brown y Eric Garner, en Illinois y Nueva York, respectivamente. (Foto: GILLIAN JONES / AP )

En Estados Unidos, la radiografía de un régimen segregacionista de facto se abre paso en barrios de Ferguson, Los Ángeles o NY, donde la fuerza policial se ha convertido en una institución ajena y represora

De un tiempo acá las calles de la localidad de Ferguson, en Missouri, o los barrios del Bronx, en Nueva York, parecen escenas arrebatadas al viejo régimen racista del apartheid en Sudáfrica.

En medio de escenas de odio, repudio y afrenta, decenas de miles de ciudadanos se enfrentan a la policía. Algunos incendian coches y edificios. Otros llaman a la no violencia mientras simulan estar muertos recostados en la vía pública.

Para muchos, ésa es la mejor forma de escenificar el actual teatro de la vida en los barrios miserables de Estados Unidos, donde la vieja llama racial ha vuelto a prender para incendiar los odios, los temores y los prejuicios que se creían superados tras la elección del primer presidente de raza negra.

“Estamos en medio de una crisis nacional ¿Cuánta gente tiene que morir para que alguien ponga un alto a esta situación?”, preguntó la semana pasada el reverendo Al Sharpton, uno de los líderes históricos del movimiento en defensa de los derechos civiles, al llamar a una gran marcha el próximo sábado 13 de diciembre en esta capital para exigir justicia y el fin de la impunidad.

Desde los medios de comunicación, la protesta de la calle atiza el debate y la división entre quienes consideran que ha llegado el momento de rebelarse contra la justicia del hombre blanco y quienes consideran que la violencia no resucitará a las víctimas, ni traerá justicia.

“Hemos llegado a un punto donde es difícil no comparar la injusticia del pasado en Sudáfrica con el presente de Estados Unidos y su problema racial”, consideró el analista Nicholas Kristoff. A manera de ejemplo, enumera los datos que sustentan esa odiosa comparación.

“En la última década, el patrimonio del hombre blanco contra el del hombre negro se ha ensanchado de forma descomunal. La concentración de la riqueza del hombre blanco y la pobreza del hombre negro es hoy peor que la que se vivió durante el régimen del apartheid en Sudáfrica”, sostiene Kristoff.

Aunado a ello, 70% de los hombres negros de mediana edad que no se han graduado de la escuela preparatoria han sido encarcelados durante algún momento de su vida. Hoy, un niño de raza negra tiene 5 años menos de expectativa de vida frente a un niño de raza blanca.

“Ventanas rotas”

La radiografía de un régimen segregacionista de facto se abre paso en los barrios de Ferguson, Los Ángeles, Nueva York, Atlanta, Baltimore o Washington. Las familias de raza blanca mandan a sus hijos a escuelas para blancos, en algunos casos más allá de sus distritos residenciales. Las de raza negra se conforman con enviar a los suyos a las escuelas del barrio, en donde la pobreza los ha hermanado en esos guetos donde la fuerza policial se ha convertido en una institución ajena y represora, dominada por el hombre blanco que irradia temor y desconfianza.

En estos barrios, el rosario de incidentes, donde ciudadanos de raza negra son abatidos por policías blancos educados en la aplicación de la cero tolerancia y bajo la doctrina de las “ventanas rotas” —una teoría que defiende la limpieza de las calles de limosneros, vendedores ambulantes y personas sin hogar para impedir el surgimiento de una “atmósfera delictiva”—, ha llegado a su punto álgido.

En apenas cinco meses desde que Eric Garner y Michael Brown murieron a manos de policías blancos en State Island, Nueva York y Ferguson, a las afueras de San Louis, Missouri, respectivamente, las marchas han adquirido forma de revuelta en Estados Unidos. En ambos casos, los policías blancos culpables de sus muertes lograron evitar cargos por homicidio, aumentando el enojo por las muertes de estos dos afroestadounidenses.

La gota que derramó el vaso fue el caso del niño de 12 años, Tamir Rice, quien murió abatido el pasado 22 de noviembre por la policía de Cleveland mientras jugaba con una pistola de juguete en un parque. “Las escenas de niños jugando con pistolas de juguete en los parques es algo habitual en Estados Unidos. Por ello mismo la policía debió aproximarse para investigar y después actuar. Pero no llegar y disparar en cuestión de segundos”, establecen los abogados de la familia de Tamir Rice en la demanda interpuesta la semana pasada.

El reclamo por fallos judiciales que eximen al agente de la policía de raza blanca, al que la comunidad afroestadounidense ve como un carcelero, emponzoña el ambiente. La rabia de este sector en Estados Unidos se ha trasladado al Congreso, donde legisladores de raza negra exigen el fin de un sistema judicial desigual que sigue repartiendo sentencias exculpatorias y condenas en firme según el color de la piel.

Menor valor

Todos ellos, al unísono, exigen el fin de unas prácticas policiales que se han ensañado con una comunidad que insiste en que su reclamo va más allá de la percepción. “Si uno hace una rápida revisión de algunos fallos judiciales recientes, al parecer para los grandes jurados la vida de los ciudadanos de raza negra parece tener un menor valor”, se quejó el congresista por Missouri, Lacy Clay.

“Michael Brown era negro, Trayvon Martin (muerto a manos de un vigilante blanco en Miami, en 2012) era negro y Eric Garner también era negro. Aquí sigue habiendo un patrón que se repite una y otra vez”, añadió Clay en alusión a tres fallos judiciales que han eximido al hombre blanco y penalizado al negro.

Las prácticas policiales que han defendido personajes como el comisionado de la policía en Nueva York, William Bratton, reflejan en cifras las tendencias emboscadas de miles de agentes en distintas partes de Estados Unidos.

Según un análisis realizado por Propública, una entidad independiente dedicada al periodismo de investigación, hoy en día los ciudadanos de raza negra tienen 21 posibilidades más de morir a manos de la policía que un hombre blanco. El estudio de miles de casos entre 2010 y 2012 confirma lo que muchos ya venían denunciado desde hace varias décadas. Que los aparatos policiales y de justicia no son ciegos al color de la piel, creando un sistema donde el hombre negro y el hombre blanco son hoy objeto de una justicia desigual.



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