Guantánamo, el infierno quedó atrás
Video. Los seis hombres que fueron recibidos en aquel país comenzará a rehacer su vida; serán apoyados por las autoridades
Reclusos en uniforme naranja permanecen sentados ante la vigilancia de personal militar de la base estadounidense de Guantánamo, en esta imagen de 2002. De 779 presos que llegaron ese año, aún están detenidos 148, según datos de la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés).. (Foto: REUTERS ARCHIVO )
Montevideo
Para ellos el infierno de Guantánamo va quedando cada vez más lejos. Los seis ex reclusos de la cárcel que funciona en esa base militar estadounidense, ya comenzaron su nueva vida en este país que los recibió en carácter de refugiados. Hoy cumplen una semana en Montevideo y ya residen todos juntos en una casa alquilada por la central Sindical PIT CNT. En los próximos días, algunos de ellos comenzarán a trabajar.
Nuevo país, sin barrotes en el horizonte y sin esposas en las manos. Nueva casa, nuevos documentos, nueva vida y un futuro mucho más afable que el pasado reciente de todos ellos. Su arribo aquí generó, primero sorpresa, después expectación; ahora todos comienzan a acostumbrarse a la presencia de los seis refugiados musulmanes, con los que Uruguay volvió a marcar un hito, esta vez en materia de los derechos humanos.
"Hay voces a favor y en contra, pero no hay que dramatizar. Este es un país que tiene un presidente que pasó por algo similar. Por eso no es casualidad que Uruguay los haya aceptado, dentro del Estado de Derecho", explica el diputado Felipe Michelini.
A favor de la presencia de los refugiados aquí se pronuncian el oficialismo y los organismos de derechos humanos, que colaboran con la readaptación del grupo. En contra, algunas voces aisladas y el Comité Central Israelita de Uruguay, que a través de su secretario, Israel Buszkmaniec, advirtió que "si bien el gobierno está en su derecho de acogerlos hay que tener en cuenta que son personas que recibieron formación militar para realizar actos terroristas".
"Hezbolá y otras organizaciones que se mueven libremente por América Latina, podrían contactarlos para incitarlos...", acotó el dirigente israelita.
No obstante, Alí Husain Shaaban, de 32 años; Ahmed Adnan Ajuri, de 37, y Abdelahdi Faraj, de 39; Mohamed Abdulá Taha Matán, de 35 años, Adel bin Muhammad El Ouerghi, ambos tunecinos de 49 años y Abu Wa'el Dhiab, sirio de 43 años, llevan varios días fuera del hospital, son dueños de sus documentos de identidad como refugiados y esperan que sus familias lleguen a mediados de marzo.
Hasta que sus vidas vuelvan a la normalidad, será la PIT CNT la que aporte los fondos para su manutención "y además hay empresas dispuestas a colaborar con ellos. Ya le ofrecieron empleo en el rubro gastronómico a uno de ellos y a otro en el gremio de la construcción, donde alguna vez ya había trabajado", explicó Fernando Pereira, dirigente de la central sindical.
"También nos haremos cargo de la asistencia psicológica de los seis", acotó Pereira, quien recordó que son varias las organizaciones de derechos humanos y la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay las que colaboran en la reinserción de los seis refugiados a la vida uruguaya. Tanto el presidente saliente José Mujica como el mandatario electo, Tabaré Vázquez, defendieron la decisión de recibir a los reclusos como refugiados porque "Guantánamo no es un cárcel sino un sitio para el secuestro", según Mujica, mientras que Vázquez recordó que "estarán sometidos a la ley como en cualquier Estado de derecho".
Los reciben con regalos
Desde su llegada aquí el pasado domingo, pasaron los controles médicos, recibieron numerosos regalos como ropa, libros, zapatillas, varios tomos del Corán y hasta alfombras persas, para poder realizar sus rezos varias veces al día. Mientras se alojaron en el hospital militar, la intersección de 8 de diciembre y la calle Centenario, siempre se mantuvo la presencia de pequeños grupos de militantes que buscaron en todo momento acompañar a los nuevos huéspedes del "paisito".
"Me parece una decisión más que acertada la del presidente. Me siento orgulloso de vivir en un país que vela por la vida y no por la muerte", sostiene Abel Regunaga, universitario y frenteamplista quien junto a un grupo de compañeros merodeaba el pasado miércoles las instalaciones del nosocomio, minutos antes de que fueran trasladados a su nuevo hogar. Una casa, de la que ni los sindicalistas ni el gobierno dieron a conocer la dirección "para preservar su intimidad y tranquilidad", según Pereira, aunque fuentes sindicales aseguran que la vivienda está ubicada en el barrio Cerro.
"Desde que llegaron no dejan de sorprenderse por la hospitalidad de los médicos y de la gente en general y se los ve contentos y con ganas de hacer cosas, algo que no se les notaba antes", explicó la abogada de la organización Reprieve, Cori Crider.
Desde Boston llegaron el miércoles a Uruguay Jerry Cohen, Michael Mone y David Marshall, abogados de Taha Matán, de El Dhuab y de Shaaban. En el caso de este último, según Cohen "nunca hubo evidencia de que haya participado en actos terroristas, aunque cuando lo detuvieron en la frontera entre Paquistán y Afganistán, se lo vinculó a Al- Qaeda".
De El Dhuab, quien en las últimas semanas en Guantánamo había protagonizado una huelga de hambre, fue miembro de la Fuerza Aérea siria y recibió la pena de muerte en su país. Su esposa y sus tres hijos viven en Estambul (Turquía) y otro de sus hijos falleció en el 2013. Con ellos espera juntarse nuevamente aquí, en Montevideo, en marzo.
Sobre el pasado de Taha Matán, Cohen aportó también otros datos. "Los cargos contra él fueron fabricados fruto de un enfrentamiento con sus tíos que son miembros de Hamas, en donde él vivía, en la franja Occidental de Gaza, más precisamente en Burga".
Todas esas evidencias, cargos, quedan ahora en suspenso, siempre y cuando ellos seis no pierdan su condición de refugiados y el sendero que acaban de iniciar aquí, una nueva vida en Uruguay, se termine convirtiendo en un camino bien largo.