Francisco, contra pena de muerte y tortura
Ciudad del Vaticano.— El papa Francisco denunció ayer el uso extendido de las prácticas ilegales de la tortura y la pena de muerte, que son encubiertas o disfrazadas como acciones de combate a la delincuencia o tutela de la seguridad.
En un largo discurso ante una comitiva de la Asociación Internacional de Derecho Penal, Francisco lamentó el hacinamiento en las cárceles, criticó el abuso de la prisión preventiva y advirtió ante la “incitación a la venganza” como uno de los defectos de la procuración de justicia.
“Vivimos tiempos en los cuales, tanto de algunos sectores de la política como de parte de algunos medios de comunicación, se incita a la violencia y venganza, pública y privada, no sólo contra los responsables de haber cometido delitos, sino contra quienes recae la sospecha, fundada o no, de haber infringido la ley”, advirtió.
Aseguró que en la actualidad no sólo se buscan chivos expiatorios que paguen con su libertad y su vida por todos los males sociales, como era típico en las sociedades primitivas, sino que existe la tendencia a “construir deliberadamente enemigos y figuras estereotipadas”.
Sostuvo que los juristas tienen la “difícil tarea” de contener esas tendencias, mientras trabajan bajo la presión de los medios, de “algunos políticos sin escrúpulos” y de “los deseos de venganza” que se extienden en la sociedad.
Clamó contra la abolición de la pena de muerte y consideró “imposible imaginar” que los Estados no puedan disponer de otros medios que no sean la pena capital para defender del agresor injusto la vida de las personas.
Asimismo, señaló que los Estados quitan la vida no sólo con la pena de muerte o las guerras, sino cuando los oficiales públicos “se refugian en las sombras de la potestad estatal para justificar sus crímenes”. Aseguró que en muchos países existen las ejecuciones extrajudiciales o extralegales, que son hechas pasar como “producto de enfrentamientos con delincuentes” o de “las consecuencias indeseables del uso razonable, necesario y proporcional de la fuerza para hacer aplicar la ley”.
Por eso constató que aunque la pena de muerte sea ilegal en la mayoría de los países, ilegalmente y en diversos grados, actualmente se aplica en todo el mundo. Sostuvo que esas mismas ejecuciones extrajudiciales son perpetradas en forma sistemática no sólo por los Estados de la comunidad internacional, sino por entidades no reconocidas como tales, y representan “auténticos crímenes”. Agencias