EU no descarta enviar tropas de combate a Irak
EJERCICIOS. Combatientes chiítas que se han unido al ejército iraquí para luchar contra el Estado Islámico entrenan en el desierto en la proviencia de Najaf. (Foto: ALAA MARJANI / REUTERS )
W ASHINGTON.— Aun antes de ampliar el campo de batalla desde Irak y hasta Siria para doblegar a las fuerzas del Estado Islámico (EI), el jefe del Estado Mayor conjunto, el general Martin Dempsey, reconoció ayer que en caso de una escalada del conflicto recomendaría al presidente Barack Obama el despliegue de tropas estadounidenses sobre el terreno, aunque aseguró que por el momento dicha recomendación no es necesaria.
Las palabras de Dempsey, entreabriendo la puerta un posible envío de tropas que no es visto con buenos ojos por la administración Ob ama y por la mayoría de los ciudadanos, han evidenciado la complicada misión de combatir a los ejércitos del EI desde el aire y sin la presencia de tropas que consoliden los avances en Irak y Siria.
“La estrategia y la coalición que hemos conformado es la apropiada. Pero si algo falla y la situación se complica sobre el terreno no dudaremos en regresar al presidente Obama para recomendarle el despliegue de tropas”, dijo ayer el general Dempsey en una audiencia que se realizó entre las protestas de pacifistas ante el Comité de Servicios Armados del Senado.
Además, durante esta misma audiencia, el Secretario de Defensa, Chuck Hagel, reconoció que el contingente inicial de 5 mil efectivos que entrenarán para que se sumen al Ejército Sirio de Liberación es un grupo insuficiente para hacer frente a los más de 30 mil efectivos del Estado Islámico.
“Estamos hablando de un proceso imperfecto que iremos corrigiendo sobre la marcha”, aseguró Hagel al señalar que los recursos también son escasos. De ahí la importancia, añadió, de la coalición de países árabes y de Europa que Estados Unidos ha conseguido apuntalar en el curso de las últimas horas para sumar fuerzas y recursos.
En un ambiente de urgencia, dominado por las noticias que consignaban ayer el avance de las fuerzas del Estado Islámico a sólo 40 kilómetros de Bagdad, el secretario de Defensa aseguró ayer que “haremos todo lo posible para proteger al gobierno en Bagdad” en Irak y para tratar de terminar con la amenaza que representa el EI en Siria.
“En esta misión en Siria que es muy complicada, Estados Unidos no se coordinará con los ejércitos del régimen de Bashar al-Assad porque ha perdido toda credibilidad”, aseguró Hagel en un intento por desmentir a aquellos que aseguran que las circunstancias en Siria han convertido a Obama y al presidente sirio en aliados contra las fuerzas del EI.
Mientras los máximos responsables del Departamento de Defensa intentaban despejar las muchas dudas sobre una campaña que parece concebida sobre la marcha, desde la Cámara de Representantes el liderazgo de la mayoría republicana intentaba a duras penas recabar los apoyos necesarios para expandir los poderes del presidente, a fin de entrenar y armar a un ejército de fuerzas moderadas en Siria que tendrán como fin destruir a los ejércitos del Estado Islámico.
En medio de intensas consultas, el republicano por California y presidente del Comité de Servicios Armados, Buck McKeon, reconoció ayer que algunos de sus correligionarios siguen teniendo muchas dudas, particularmente sobre el riesgo de que, una vez entrenados y armados por Estados Unidos, los miembros del Ejército de Liberación en Siria terminen cambiando de bando.
El temor a las lealtades divididas, que ha sido la moneda de uso corriente en Irak, donde muchos de los generales de origen sunita desertaron y pasaron a sumarse a las fuerzas del Estado Islámico, complicaba la labor del liderazgo republicano que trabajaba a marchas forzadas para someter a voto una iniciativa a favor de la estrategia planteada por el presidente Obama la semana pasada para poder “degradar y destruir” a las fuerzas del EI en Irak y Siria.
Se espera que la Cámara de Representantes vote próximamente una iniciativa para que sea conciliada con el Senado, destinada a liberar los recursos (500 millones de dólares) que el presidente Obama solicitó desde junio pasado para armar y entrenar a un ejército de fuerzas moderadas en Siria.