WASHINGTON.— La sola posibilidad de que las fuerzas del Estado Islámico (EI) conviertan a periodistas secuestrados en poderosa arma de su ofensiva contra Estados Unidos, fue rechazada por un grupo de congresistas que pidieron al presidente Barack Obama no ceder ni un ápice el chantaje de esta organización terrorista, ni cambiar el rumbo de la estrategia militar en Irak o Afganistán.

“No debemos permitir que este horrible acto nos obligue a hacer cosas que serían contraproducentes”, dijo el representante demócrata por California y miembro del comité de inteligencia, Adam Schiff, en referencia a la ejecución del periodista estadounidense James Foley, el martes pasado.

El gobierno estadounidense subrayó ayer que su política es “no hacer concesiones a los grupos terroristas ni pagar rescates” por secuestrados, por considerar que financia sus actividades y pone en peligro a todos sus ciudadanos en el exterior, dijo la portavoz adjunta del Departamento de Estado, Marie Harf.

El secretario de Justicia de EU, Eric Holder, anunció por su parte que su departamento inició una “investigación penal” sobre el asesinato de Foley. En una muestra de que no cederá a la presión del EI, Washington lanzó ayer seis bombardeos sobre posiciones de yihadistas cerca de la presa de Mosul, en el norte de Irak.

La opinión de un bloque de congresistas coincidió en las últimas horas con una apurada revisión del caso que conmocionó a la opinión pública: el asesinato de Foley y la sentencia de muerte que pende sobre Steven Joel Sotloff, colaborador de la revista Time.

Según reconoció la familia de Foley, poco antes de su ejecución los secuestradores de su hijo habían demandado un rescate por 132 millones de dólares. Esta exigencia fue rechazada por autoridades estadounidenses que consideraron que pagar por la liberación de periodistas, como ha sido el caso de informadores europeos secuestrados, sólo hace más fuertes a los terroristas y además convierte en eterno este modus operandi para presionar a las familias y al gobierno de EU.

Según una investigación del diario londinense The Times, en los últimos cinco años organizaciones como Al-Qaeda y ahora el EI han convertido el secuestro de periodistas europeos y de EU en una próspera actividad con más de 125 millones de dólares en ganancias.

“Durante varios meses, los captores se comunicaron con nosotros para exigir el pago de 132 millones de dólares y la liberación de los prisioneros (de Guantánamo)”, dijo ayer Philip Balboni, presidente ejecutivo de Global Post, el medio para el que trabajaba Foley. La muerte de Foley puso al descubierto un mercado negro de periodistas secuestrados, por los que las fuerzas del EI exigen rescates millonarios a los gobiernos de EU y Europa.

En marzo y abril pasados, varios periodistas españoles y franceses fueron liberados tras casi dos años en cautiverio. Aunque las condiciones de su liberación nunca fueron hechas públicas, quienes estuvieron detrás de las negociaciones por liberar a Foley aseguraron que las cifras exigidas en los casos de los periodistas europeos son mucho menores a las solicitadas por los estadounidenses y británicos, cuyos gobiernos se han negado a ceder a cualquier esquema de extorsión o chantaje por parte de EI.

A la preocupación de que los periodistas estadounidenses o británicos se conviertan en una poderosa arma de presión de las fuerzas del EI, se sumó ayer el reconocimiento por primera vez de que las fuerzas yihadistas de EI cuentan entre sus filas con más de 100 ciudadanos de EU y hasta 300 del Reino Unido.

Fuentes de inteligencia revelaron a la cadena CNN que el hecho de que al menos 100 ciudadanos de EU hayan sido reclutados por el EI pone en evidencia un flanco vulnerable para la seguridad nacional de una nación que apenas el martes pasado contempló horrorizada la decapitación de un periodista y ahora amanece con la noticia de que ciudadanos de su propio país, que han sido entrenados por fuerzas yihadistas, podrían realizar atentados desde dentro del territorio estadounidense.

En este marco, el gobernador de Texas, Rick Perry, alertó de que existe una “posibilidad muy real” de que miembros del EI hayan ingresado a EU por la frontera con México, aunque reconoció que no tiene “ninguna evidencia” de ello. (Con información de agencias)