WASHINGTON.— Estados Unidos confirmó ayer la captura de uno de los cabecillas del ataque de septiembre de 2012 contra su Consulado en Bengasi, que causó la muerte del embajador Chris Stevens y desató una tormenta política que persigue desde entonces al presidente Barack Obama y a la ex secretaria de Estado, Hillary Clinton.

La noticia de la captura de Ahmed Abu Khattala ha sido presentada como una importante victoria para la administración Obama que, durante más de un año, ha enfrentado las críticas de republicanos empeñados en destituirle por su incapacidad para defender a uno de sus embajadores en Libia y por una supuesta operación de encubrimiento orquestada desde la Casa Blanca.

Obama aseguró que con el arresto de Khattala su gobierno demuestra que no cejará en el empeño para capturar a “todos los responsables” del atentado del 11 de septiembre de 2012, en el que además de Stevens fallecieron otros tres estadounidenses.

Según el Pentágono, la captura de Abu Khattala, que se produjo el sábado por la noche, se realizó sin ninguna víctima colateral entre civiles y sin ninguna baja entre los miembros de las Fuerzas Especiales que participaron en el operativo, que se realizó unilateralmente, sin la colaboración del gobierno libio.

La captura de Khattala alivia momentáneamente la presión que soporta la Casa Blanca para decidir el inicio de una campaña de bombardeos que contenga el avance de las fuerzas del Estado Islámico en Irak.