WASHINGTON.— En medio de una de las peores crisis de credibilidad y confianza ante sus ciudadanos y gobiernos extranjeros, el presidente estadounidense Barack Obama se alista para dar a conocer, este viernes, las nuevas normas que regularán los programas de espionaje de la Agencia de Serguridad Nacional (NSA).

Según fuentes familiarizadas con el paquete de reformas, uno de los cambios más importantes pasará por reforzar los controles a la hora de certificar y contratar a los analistas de información clasificada para evitar fugas que desnuden las prácticas de monitoreo y espionaje de Estados Unidos.

Tras las revelaciones de Edward Snowden, un ex analista de la CIA que consiguió sustraer más de un millón de documentos mientras trabajó al servicio de la empresa contratista Bozz Allen Hamilton, las pesquisas del Congreso descubrieron un rosario de irregularidades en el proceso de certificación que realizó USIS, otra empresa contratista de la NSA.

Un sistema más estricto

La idea es tener un sistema de certificación más estricto, particularmente en el caso de analistas que tengan contacto con información altamente sensible.

Sin embargo, Obama no tomará en cuenta todas las 46 recomendaciones del comité creado por el Ejecutivo para analizar los servicios de espionaje. Por ejemplo, la de ceder al Pentágono el control del cibercomando que se encarga de recolectar y monitorear información para la NSA, según han adelantado fuentes de la administración.

Otro de los aspectos clave de las reformas, que ya han generado la inconformidad de los servicios de inteligencia, será el supuesto control que habrá sobre las órdenes emitidas por las cortes secretas nacidas al amparo de la Ley de Vigilancia Extranjera (FISA). La Casa Blanca ha prometido garantizar una mayor transparencia de las operaciones de espionaje que hasta ahora han estado bajo el control discrecional de agentes de la NSA y las cortes de FISA.

Los cambios que anunciará Obama se producen en un contexto de creciente incredulidad sobre la eficacia de los sistemas de espionaje para frustrar atentados terroristas. Un reporte sobre un total de 225 casos de amenazas terroristas realizado por la American Foundation reveló ayer que, en contra de lo que han sostenido los máximos responsables de la NSA, los programas de espionaje “no han tenido un impacto discernible en la prevención de actos terroristas”.