aviso-oportuno.com.mx

Suscríbase por internet o llame al 5237-0800




El verdadero perdedor

J. Jaime Hernández| El Universal
Jueves 06 de noviembre de 2014

Washington.— Tras el naufragio electoral del martes que les ha arrojado en brazos de la peor derrota desde el fin de la Segunda Guerra Mundial en el Congreso, los demócratas se relamían las heridas y se enjugaban las lágrimas mientras contemplaban el desfile exitoso de los republicanos.

Las legislativas terminaron siendo un voto en contra del presidente Barack Obama, pese a que no figuraba en la papeleta. ¿Cómo ocurrió eso?

Las respuestas está en la eficaz campaña de los republicanos, que convirtieron las elecciones de medio término en un referéndum contra Obama y en ese enclave demográfico en el que sigue mandando, y mucho, el hombre blanco.

Según el perfil dado a conocer, el electorado que propinó ayer una sonora derrota a los demócratas, 75% de los votos provinieron de estadounidenses anglosajones, conservadores y mayores de 50 años. Es decir, ciudadanos que nunca han aceptado a Obama por su origen y color. El presidente tenía razón al asegurar, la víspera de la catástrofe electoral del martes, que desde los años del presidente Dwight Eisenhower los demócratas nunca habían tenido un mapa electoral tan a contrapelo.

Un referéndum

A pesar de que Obama se empeñó ayer en rechazar que las elecciones del pasado martes hayan sido un referéndum, lo cierto es que estas elecciones pasarán a la historia precisamente por eso. Por haber dejado en claro que la América profunda, el bastión del electorado blanco, conservador y temeroso de Dios en estados como Ohio, Arkansas, Oklahoma, Texas, Arizona o Nuevo México rechaza al poder federal de Washington y, sobre todo, a Barack Obama.

El mapa que allanó el camino de Obama a la presidencia en 2008 se transformó ayer. El presidente amaneció el miércoles con la noticia de que varios estados pasaron del azul demócrata al dominio del rojo republicano, que reflejó el verdadero sentir de esos bastiones conservadores, donde se dio suelta a ese sentimiento de frustración, enojo y rechazo hacia la clase política y hacia Obama, la cabeza de turco, el auténtico perdedor de las elecciones si nos atenemos a la narrativa que vendieron muy eficazmente los estrategas de la campaña republicana.

Cifras millonarias

Pero si bien es cierto que la victoria del martes fue producto del bien hacer de los republicanos, también lo es de las cifras millonarias invertidas por ambos partidos. Más de 4 mil millones de dólares gastados en un pulso electoral que reflejó la necesidad de compensar con ingentes cantidades de dinero la frustración de un electorado harto de una clase política que ha hecho de su escaño en el Congreso una cuenta bancaria o una parcela que ofrecen al mejor postor.

Con un rechazo en la frontera del 80%, si por algo se distinguió la pasada legislatura en el Congreso de Estados Unidos es por su extrema polarización y su baja productividad. Menos de 180 leyes promulgadas han dejado constancia de ese ambiente de parálisis, el peor en toda la historia de Estados Unidos.

Lo que sigue

Tras la victoria y los festejos, los republicanos deberán acometer dos importantes misiones: la de definir y conciliar su agenda con la del presidente Barack Obama en los dos últimos años de su mandato y la de recomponer las fuerzas al interior de un partido que hoy está más dividido que nunca.

De este modo, la cita de este viernes en la Casa Blanca dará la medida de esa capacidad de diálogo entre Obama y ese liderazgo republicano que le ha negado el pan y la sal desde su arribo al poder. En ese proceso de diálogo y conciliación una primera y difícil parada será el futuro de la reforma migratoria.

Durante esa conversación, el presidente confirmará si, acaso, prosigue con sus anunciados planes para extender una serie de órdenes ejecutivas que podrían incluir la ampliación del Programa de Acción Diferida (DACA) o si, por el contrario, claudica en busca de un nuevo acuerdo con el liderazgo republicano.

En el primer caso, el presidente se asegurará el retorno de ese electorado hispano que le abandonó en estados como Colorado, de cara a las elecciones presidenciales del 2016. En el segundo, los republicanos encontrarían un excelente pretexto para declararle la guerra y, de paso, amenazar a un alicaído Obama con la posibilidad de un juicio político por haberse extralimitado en sus poderes. Unos que, por cierto, sufrieron un duro descalabro la noche del pasado martes.



Ver más @Univ_Mundo
comentarios
0