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El Papa condena la "locura" belicista

Jorge Gutiérrez Corresponsal| El Universal
Domingo 14 de septiembre de 2014
El Papa condena la

HOMENAJE. La imagen del diario vaticano “L’Osservatore Romano” muestra al Papa en su visita al cementerio de Redipuglia, en el norte de Italia. (Foto: AP )

Visita tumbas de soldados caídos en lucha global de hace un siglo

CIUDAD DEL VATICANO.— El papa Francisco dijo ayer que el aluvión de conflictos registrados actualmente en todo el planeta son una Tercera Guerra Mundial “por partes”. En una homilía durante una visita al cementerio de Redipuglia, el principal monumento bélico en Italia, levantado durante el fascismo en el lugar donde están enterrados más de 100 mil soldados fallecidos en la Primera Guerra Mundial, el Pontífice lanzó una crítica frontal a los hacedores de la guerra a quienes, dijo, “no les interesa lo que Dios ha creado” y a los que definió como “planificadores del terror y empresarios de las armas”.

“Después de contemplar la belleza de esta zona, donde hombres y mujeres trabajan para sacar adelante a sus familias, donde los niños juegan y los ancianos sueñan, lo único que puedo decir es que la guerra es una locura”, expresó el Papa en la ceremonia para conmemorar el aniversario de aquel conflicto bélico. Oró por “los caídos en todas las guerras” y por “el mundo de hoy marcado por los conflictos”.

Visiblemente conmovido no sólo por lo ocurrido hace cien años sino sobre todo por la violencia actual en el mundo, Francisco retomó en su homilía lo dicho en su reciente visita a Seúl, Corea del Sur. “También hoy, después del segundo fracaso de otra guerra mundial, quizá se puede hablar de una tercera guerra combatida con crímenes, masacres y destrucción”, dijo.

Para ser honestos, la primera página de los diarios debería tener como título “¿A mí que me importa?”, agregó, recordando al respecto una de las frases de Caín: “¿Acaso soy yo el custodio de mi hermano?”.

Durante su dolorosa meditación, una de las más significativas de su pontificado, el Papa argentino Francisco subrayó que “mientras Dios lleva adelante su creación la guerra destruye, destruye la obra más bella del creador, al ser humano”, llegando asimismo a desarticular “hasta el vínculo entre hermanos”. La guerra, siguió diciendo el Pontífice, “es una locura cuyo plan de desarrollo es la destrucción, desarrollarse a través de la destrucción” que cuenta, en su parte sustancial, con “la intolerancia, la ambición...”.

“Los motivos que impulsan las acciones bélicas muy a menudo están justificados por una ideología y por el impulso distorsionado de la pasión”, pero cuando no existe una ideología que justifique estos actos, agregó Francisco. Todas estas personas, cuyos restos reposan aquí, tenían proyectos, sueños, pero sus vidas fueron destruidas, recordó el Pontífice para después agregar que la humanidad ha dicho al respecto “a mí qué me importa”, un comportamiento de indiferencia que es “exactamente el opuesto a lo que dice Jesús en el Evangelio”.

Luego de una breve pausa de silencio, el Papa, con voz entrecortada, añadió: “Aquí hay tantas víctimas que hoy recordamos, pero también el llanto y el dolor, porque aquí recordamos a las víctimas de todas las guerras”, pero también debemos orar por las tantas víctimas de hoy.

“¿Cómo es posible ésto? Es posible porque tras bambalinas hoy están intereses, planes geopolíticos, avidez de dinero y de poder, pero también las industrias de las armas y los planificadores del terror, los organizadores de los enfrentamientos y los empresarios de las armas”.

Es necesario detenerse, siguió diciendo el jefe de la Iglesia católica, porque “es de sabios reconocer los errores, probar dolor, arrepentirse, pedir perdón y llorar”, porque con aquel “a mí que me importa” que tienen en el corazón los negociantes de la guerra, que ganan tanto dinero, han corrompido su alma “y perdido la capacidad de llorar”. La sombra de Caín, dijo Francisco al concluir su homilía, recubre este cementerio, aquí se ve la historia que va del 1914 a nuestros días y también nuestros días. Por ello “pido a todos pasar de aquel ‘que me importa’ al llanto por todos los caídos en la locura de la guerra. La humanidad necesita llorar y esta es la hora del llanto”. (Con información de agencias)



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