BRASILIA (Agencias).— La ecologista Marina Silva aceptó el miércoles la nominación del Partido Socialista de Brasil para las elecciones presidenciales del 5 de octubre, oficializando una candidatura que amenaza la reelección de la mandataria Dilma Rousseff.

Silva reemplaza al candidato del PSB Eduardo Campos, quien murió la semana pasada en un accidente de avión. Una encuesta de opinión divulgada el lunes mostró a Silva empatada en segundo lugar con el socialdemócrata Aécio Neves, ambos detrás de la izquierdista Rousseff.

El sondeo sugiere que Silva forzaría una segunda vuelta electoral, en donde podría derrotar a Rousseff. Como su compañero de fórmula fue escogido Beto Albuquerque para la candidatura a la vicepresidencia.

Nacida hace 56 años en Breu Velho, una aldea amazónica del estado de Acre, Marina Silva mantiene el peso de la juventud, 53 kilos, a base de una estricta dieta marcada por un histórico de enfermedades contraídas cuando vivía rodeada de cultivos de caucho.

A los seis años su sangre fue contaminada por mercurio, sufrió cinco veces malaria y tres veces hepatitis. Tras agudizarse su enfermedad en la década de 1990, dejó la religión católica y se convirtió a la evangélica.

Analfabeta hasta los 16 años, la aspirante a la Jefatura del Estado se preparó para ser monja, fue empleada doméstica y profesora antes de entrar a formar parte del mundo de la política de la mano del asesinado líder ecologista Chico Mendes, a quien ayudó a defender la Amazonía.

En 1988, se afilió al Partido de los Trabajadores (PT) del ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva y fue elegida concejal de la ciudad de Río Branco.