Dos modelos en disputa
SALUDO. La presidenta de Brasil y candidata a la reelección, Dilma Rousseff, saludaba ayer a sus seguidores en Duque de Caxias, ciudad vecina a Río de Janeiro. (Foto: MARCELO SAYAO / EFE )
Sao Paulo.— Dos nombres, dos modelos de desarrollo con matices y dos momentos en la historia del país más grande de Sudamérica, pugnan por escribir el futuro en Brasil. La presidenta Dilma Rousseff y su rival, el socialdemócrata Aécio Neves, representan el mantenimiento de los programas sociales y el control de la economía ante el regreso a la ortodoxia económica y monetaria.
Cada uno se apoya en los antecedentes más inmediatos que tiene a la mano. Los tres periodos de gestión del Partido de los Trabajadores (PT) y los ocho años de Fernando Henrique Cardoso y el Plan Real de 1993. O sea, buena parte del último periodo democrático del país.
Rousseff, del PT, y Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), ponen sobre la mesa dos coyunturas históricas para la región.
Cardoso, “padrino” de Aécio en esta contienda, gobernó al país tras la debacle de la deuda externa y la hiperinflación que había ganado a, prácticamente, toda la región. Luiz Inacio Lula Da Silva, quien lleva las “armas” de Dilma, lo hizo en una época de absoluta bonanza económica, cuando la región vivió el auge del precio de las mercancías y una conciencia más abierta respecto de que había que reparar los daños del neoliberalismo. Esas dos visiones surgieron a lo largo de toda la campaña con fuerza.
Ahora, en la recta final, todos se preguntan qué país proponen uno y otro: la jefa de Estado habla de cambio. Sostenida por la fortaleza de los planes sociales, como el “Bolsa Familia” y “Bolsa Scola” o “Tua Casa, Mia Vida”, propone la ansiada reforma política. Un “clásico” en cada elección desde el primer triunfo de Cardoso en 1993.
Prometió fortalecer el programa nacional de salud y velar por una mejor educación. Pero tiene un obstáculo importante. La economía en los últimos tres años se ha estancado y su ministro de Hacienda, Guido Mantega, no da indicios de articular políticas novedosas para revertir el cuadro, más allá de controlar la tasa de interés.
“Los mercados se cansaron del PT y lo manifiestan cada vez que pueden. El clima de negocios se complicó en los últimos meses y todos los sectores esperan un cambio o bien de políticas, o bien de ministros o de gobierno”, explica Euclides Fontes, especialista en Finanzas de la consultar Global Inc.
Neves llegó a esta campaña cabalgando sobre la necesidad de una independencia absoluta del Banco Central. No en vano, su principal asesor es Arminio Fraga, el más neoliberal de los ex presidentes de la entidad, entre 1999 y 2003. Neves quiere que el Estado tenga un papel más imperceptible en la economía y se comprometió a no tocar los programas sociales. Esto después de su acuerdo con Marina Silva, pero sobre todo porque está consciente de que para poder penetrar electoralmente en el nordeste, donde el PT es fuerte, necesita no sólo comprometerse con eso, sino que crean que cumplirá su palabra y si llega al gobierno no tocará esos programas.
“El PT tiene poco tiempo para demostrar que todavía es garante de la paz social y que de hacer un ajuste económico podrá mantener sus programas de inclusión. La oposición, con el PSDB a la cabeza, puede garantizar mejores instituciones, como ocurrió en la era Cardoso, pero el ajuste que se impone se presume más virulento. Sólo hay que revisar los nombres de quienes trabajan junto a Aécio para verlo”, dice Marcia de Souza, politóloga de la Universidad de Brasilia.
Uno y otro candidatos representan alianzas regionales bien diferenciadas: de ganar este domingo, Dilma asegurará la estrategia de relaciones estrechas con los países de la región y una postura más que flexible para con Argentina en materia comercial.
Los empresarios brasileños se quejan de que el gobierno argentino de Cristina Kirchner obstaculiza la entrada al país de sus producto y lo culpan no sólo de la caída de la balanza comercial sino también del PIB.
“Con Neves en el poder, Brasil puede comenzar a relacionarse de otra manera con los países que integran la Alianza del Pacífico”, acota Fontes, algo que según su óptica “el PT mantiene a distancia”.
Por allí pasan las consideraciones de algunos sectores brasileños a la hora de pensar en el futuro inmediato, en lo que comenzará a pasar después del 1 de enero, fecha en que arranque el nuevo mandato.