KABUL (Agencias).— Autoridades afganas abandonaron ayer toda esperanza de encontrar sobrevivientes de un colosal deslizamiento de tierra en el remoto noreste del país, donde se calcula que el número de muertos o desaparecidos va desde los centenares hasta unas dos mil 700 víctimas.

“Todos nuestros hermanos y hermanas que se encontraban bajo toneladas de barro murieron, y rezamos por ellos”, afirmó Shah Waliullah Adib, gobernador de la provincia de Badakshan, donde se ubica el pueblo arrasado, Ab-e-Barik, en el distrito de Argu.

Hasta la tarde de ayer se habían recuperado los cadáveres de 277 personas.

Naciones Unidas (ONU) dijo que la atención se centraba ahora en ayudar a los más de cuatro mil desplazados por el desastre.

Organizaciones internacionales y funcionarios afganos dijeron que al menos 300 viviendas de adobe quedaron enterradas bajo el lodo el viernes, aunque era difícil conocer información precisa sobre el número de víctimas fatales en la empobrecida provincia que limita con Tayikistán. Para los musulmanes el viernes es el día sagrado, por lo que la mayor parte de las familias se encontraban probablemente en casa al momento del deslave.

Una misión de la ONU en Afganistán dijo que más de 350 personas murieron, aunque un portavoz del gobierno local ubicó la cifra por sobre las 2 mil 100 víctimas. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM), con sede en Ginebra, dijo que 2 mil 700 personas estaban muertas o desaparecidas.

“La escala de este deslave es absolutamente devastadora, con una aldea entera prácticamente arrasada”, dijo Richard Danziger, jefe de la misión de OIM en Afganistán. “Cientos de familias han perdido todo”, agregó.

La misión de la ONU en Afganistán dijo que la atención se centraba ahora en los más de 4 mil desplazados, ya sea directamente como resultado del deslave o tras ser evacuados de otros pueblos cercanos como medida de precaución. La OIM dijo que más de 14 mil personas resultaron afectadas.

La principal necesidad es el agua, el apoyo médico, la comida y equipos de emergencia para acampar, dijo Ari Gaitanis, portavoz de la misión de asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán.

Las autoridades expresaron su preocupación por la posibilidad de que la inestable montaña que se levanta sobre la zona del desastre se derrumbe de nuevo, amenazando a las miles de personas que se han quedado sin hogar y a los cientos de trabajadores de los servicios de rescate.

Lugareños y unas decenas de policías, equipados con herramientas básicas, reanudaron la búsqueda con la luz del sol pero pronto se dieron cuenta de que no había esperanzas de encontrar sobrevivientes, sepultados bajo lodo y escombros.

El presidente de Afganistán, Hamid Karzai, expresó su profunda tristeza por la tragedia y declaró este domingo día de duelo nacional por la víctimas del alud.

La Unión Europea lamentó también la catástrofe y dijo que ya está en contacto con las autoridades del país asiático para preparar la ayuda humanitaria a la zona.

La provincia afgana de Badakhshan, salpicada de pueblos de casas de adobe en laderas muy escarpadas, se ha visto afectada por varios deslaves en los últimos años.