KABUL.— La comunidad internacional condenó ayer el sangriento atentado del viernes en un restaurante de Kabul, la capital de Afganistán, que se saldó con 24 muertos, 13 de ellos extranjeros, ocho civiles afganos y los tres atacantes, según informó la policía.

En el ataque murieron cuatro colaboradores de la ONU, así como el responsable del Fondo Monetario Internacional (FMI) en el país, el libanés Wabel Abdallah, confirmó la directora gerente del organismo, Christine Lagarde, quien aseguró que “todos en el Fondo estamos devastados”. Entre las víctimas está el dueño del local.

El presidente afgano, Hamid Karzai, se mostró consternado por el atentado, pero también lanzó una crítica a Estados Unidos y Occidente porque, dijo, “no están haciendo lo suficiente para combatir el terrorismo”.

Desde Londres, Copenhague y Bruselas se informó que entre las víctimas había dos británicos y un danés que trabajaban para la misión europea de la policía en Afganistán, Eupol. La embajada de EU en Kabul confirmó que “al menos dos estadounidenses” figuraban en la lista de fallecidos. Según estudiantes de la American University en Kabul, se trata de profesores. Además, también murieron un diplomático ruso de la ONU y dos canadienses.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, condenó el atentado contra el restaurante, muy popular entre los diplomáticos extranjeros y rodeado de fuertes medidas de seguridad.

Este tipo de acciones contra civiles son “totalmente inaceptables” y una “violación atroz de los derechos humanos internacionales”, señaló Ban. “Deben terminar de inmediato”, dijo.

La Casa Blanca afirmó en un comunicado que “no hay justificación posible para este ataque, que ha matado a civiles inocentes, incluyendo a estadounidenses, que trabajaban todos los días para ayudar al pueblo afgano a alcanzar un mejor futuro”. España se sumó a las condenas.

Los talibanes se adjudicaron la responsabilidad del ataque, en el que un kamikaze se voló por los aires a la entrada del restaurante para poner fuera de combate a los guardias de la puerta y permitir que otros dos hombres armados entraran y dispararan a los comensales. Casi todas las víctimas murieron por los tiros y no por la bomba, señaló la policía. Los agresores murieron luego en un tiroteo con las fuerzas de seguridad.

Según los talibanes, el acto fue en venganza por el ataque aéreo de EU que, a principios de semana, causó la muerte de ocho civiles.