Con el mismo tenor de agresiones que se desarrolló en buena parte de la campaña, los candidatos participaron el jueves del último debate en el que no ahorraron críticas. La más punzante fue Marina Silva, quien necesita repuntar para llegar a la segunda vuelta y acusó a la presidenta y candidata a la reelección, Dilma Rousseff, de mentir “cuando dice que no sabía que en Petrobras había corrupción”.

“Miente quien dice que no sabe lo que está pasando con la corrupción en este país”, acotó Silva, quien pelea cabeza a cabeza con el socialdemócrata Aecio Neves la posibilidad de pasar a la segunda vuelta en noviembre.

La campaña cerró con acusaciones cruzadas y denuncias entre los tres candidatos y con el ex presidente Luiz Inacio Lula Da Silva actuando en Sao Paulo como si él fuera el verdadero candidato y no su ex ministra, Rousseff, quien encabeza las encuestas con 37.3% de la intención de voto, según la consulta de Sensus publicada ayer.

La parte más caliente del debate fue cuando Silva respondió a las acusaciones de Rousseff en cuanto a que mentía cuando decía que había votado como senadora la ley para financiar la salud pública.

“Faltaron propuestas y sobraron referencias al pasado y descalificaciones en esta campaña. Creo que todo se definirá en la segunda vuelta, aunque no se sabe con qué protagonistas”, opinó el analista Aleacir Oliveira.

De hecho la incertidumbre está en saber quién se medirá con Dilma en la segunda vuelta. Si bien Silva había remontado a mediados de la campaña, perdió aire al final y ahora ostenta, según la encuesta de Sensus, el 22.5% de intención de voto contra el 20% de Neves, lo que determina un virtual empate técnico entre ambos.

La recuperación de Rousseff en las encuestas ha presionado a los mercados, porque los inversores tenían las esperanza de que Silva ganara y mejorara el ambiente para los negocios, permitiendo la recuperación de una economía estancada.

En el cierre todos los candidatos le hablaron al público al concluir el debate y otra vez fue Silva la que dio la nota cuando dijo que “sueño con cosas simples. Soñé con dejar de ser analfabeta y lo conseguí a los 16 años, cuando fui a la ciudad. Cuando volvía a ver a mi familia, veía que hablaban un mal portugués, pero ellos conocían los secretos de la selva” y ahora “sueño con cambiar la política y al Brasil”.

Si bien la campaña está cerrada, los militantes pueden mostrar banderas en las calles hasta el sábado, cuando los partidos buscarán trabajar sobre los indecisos y esperar ya el veredicto de las urnas. Con la conclusión de los espacios de propaganda en televisión y radio, la campaña electoral seguirá en las calles hasta hoy, un día antes de que 142 millones de brasileños acudan a las urnas. (Con información de agencias)