La trágica muerte en Brasil del candidato socialista Eduardo Campos abre un abanico de dudas sobre unas elecciones, que si ya parecían inciertas, ahora lo parecen más.

La clase política está de luto, pero ya ha surgido el nombre de la ex ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, como la que más posibilidad tiene para reemplazar a Campos.

Hasta ayer candidata a la vicepresidencia, Silva se presentó a las presidenciales pasadas y logró un 18%; ahora atraviesa “un momento muy difícil, está conmovida”, según sus familiares. Pero Antonio Campos, dirigente del Partido Socialista Brasileño (PSB) y hermano del candidato fallecido el miércoles, la “destapó”. “Ella debe ser candidata, porque estoy seguro que esa sería la voluntad de Eduardo…”.

Una encuesta de julio pasado de la empresa Datafolha mostraba a Campos con 8% de la intención de voto, que subía a 15% los días que aparecía en los medios. Ese porcentaje lo dejaba a poca distancia del candidato socialdemócrata Aecio Neves.

“En las encuestas aparecía como uno de los candidatos con más posibilidades y disputaba una porción del electorado que ostenta el Partido de los Trabajadores (PT). Buscaba captar a los descontentos de 12 años de lulismo”, resume el sociólogo Luis Otavio Magalhaes, de la universidad de Sao Paulo.

Ahora, si Marina Silva termina aceptando la candidatura que quedó vacante, tiene en su hoja de vida ese 18% y un techo electoral inmediato del 29 %, según Magalhaes, aunque el bipartidismo, compuesto por el PT y el Partido Socialdemócrata (PSDB), buscarán articular una estrategia para captar esa porción del electorado que ahora se siente huérfana.

Campos, era un político desconocido para 44 % de los brasileños, pero Marina tiene desde sus días de colaboradora con el ambientalista asesinado Chico Méndez una proyección nacional y un perfil de luchadora que es respetado en todo el país y podría forzar una segunda vuelta, “quitándole votantes al gobierno y al PSDB, aunque primero deberá sortear las resistencias que despierta dentro del PSB”, explicó el politólogo Claudio Couto de la Fundación Getulio Vargas (FGV).

Ese sector que no ve con buenos ojos a Silva candidata, ya lanzó el nombre del diputado y ex futbolista Romario para acompañar a la ambientalista, si se termina imponiendo su nombre.