BOGOTÁ. Cinco militares murieron ayer en un ataque de las FARC en el suroeste de Colombia, horas antes del inicio de una tregua unilateral e indefinida que declaró el grupo guerrillero en medio del diálogo de paz con el gobierno, informó el ejército. “Esta es la guerra que quiero terminar”, dijo el presidente Juan Manuel Santos al lamentar el suceso.

El ataque, que dejó además siete uniformados heridos y uno desaparecido, ocurrió en la madrugada en un sector rural del municipio de Santander de Quilichao, 320 kilómetros al suroeste de Bogotá.

Al parecer, los militares realizaban patrullajes en la zona que fue afectada horas antes por una bomba con 80 kilos de explosivos activada por guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). La Carretera Panamericana, que comunica a las ciudades de Cali y Popayán, estuvo cerrada por varias horas debido a un cráter que dejó la bomba, según autoridades del municipio de Caldono, donde ocurrió el atentado. El ejército reportó que tropas militares fueron enviadas en persecución de los guerrilleros, lo que ha derivado en combates.

Santos aseguró que los militares “murieron defendiendo la seguridad del resto de los colombianos”, y defendió los diálogos con las FARC.

“El proceso ha sido difícil e incomprendido, pero es lo mejor que le puede pasar a Colombia: terminar esta fábrica de víctimas, lograr ese valor supremo de cualquier sociedad que es la paz”, dijo. Agencias