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Análisis. El Rey y "los asuntos de familia"

Günther Maihold| El Universal
Martes 03 de junio de 2014

Desde el inicio de su reinado en 1975 el Rey Juan Carlos ha tomado en consideración  los lazos entre España y América Latina como eje central de su actuación a nivel internacional. Hay que reconocerle el esfuerzo de liberar estas relaciones del emblema de la "Hispanidad" cargado con todos los atuendos que caracterizaron al franquismo. Junto con el gobierno de Felipe González  impulsó los festejos del Quinto Centenario bajo el logo, por cierto algo engañoso, del "encuentro de dos mundos" para relanzar la relación iberoamericana como núcleo esencial de la política exterior de la España democrática. En 1991 participó en la Primera Cumbre Iberoamericana en Guadalajara, inaugurando así un proceso político que sigue vigente hasta hoy, ciertamente el único al que asisten por parte de España tanto el Jefe de Estado como el Jefe de Gobierno.

La comunidad iberoamericana siempre fue entendida por el Rey como un "asunto de familia", un encuentro basado en la identidad cultural y especialmente de la lengua castellana, cuya unidad quería fortalecer y profundizar. Pero este anhelo en la última década ya no cuadraba con la realidad, con una América Latina de gobiernos de izquierda que ya no se sentían bien cobijados por un representante que para ellos encarnaba el poder colonial y a quien no les parecía adecuado presentarle la reverencia que se esperaba por parte de España. El símil de familia chocaba con una nueva realidad internacional que de manera creciente se había emancipado del parentesco español con la presencia de poderes emergentes latinoamericanos que andan buscan protagonismo internacional sin la tutela de Madrid. No hace falta el recuento de todas las críticas al proceso iberoamericano: irrelevancia, inoperatividad, bajo compromiso efectivo de los países miembros - todos elementos que se resumen en la recomendación de  que ha llegado el momento de  clausurar el ciclo de las Cumbres Iberoamericanas. Ya hace algunos años se habían hecho oír voces que sugerían a España  "olvidar Iberoamérica" y lograr encajar Iberoamérica en el entramado euroamericano, enfatizando que este capital político español en materia de relaciones exteriores se había diluido en la Unión Europea.

El "liderazgo ejemplificador" de la España de la transición democrática que, enfatizando la "comunidad histórica" con América Latina - representada por la Corona - lograba abrirle a América Latina la puerta hacia la Unión Europea, ha perdido su esplendor. La Corona española - signo de identidad de las Cumbres y realzado por la continua asistencia del Rey - no logra animar lo iberoamericano. Las Cumbres Iberoamericanas empezaron a sufrir el ausentismo de los presidentes latinoamericanos. Allí se perdió también la capacidad de convocatoria del Rey: Para celebrar La Cumbre en Cádiz en 2012, año en el cual se cumplió el bicentenario de la Constitución de Cádiz, el Rey Juan Carlos había asumido un gran esfuerzo personal de invitar en persona a los presidentes de la región,  para no sufrir el desaire de la incomparecencia de  los mandatarios iberoamericanos; sin embargo, en la Cumbre de Panamá de 2013 se sufrió el vacío que le hicieron la mayoría de los presidentes latinoamericanos por inasistencia u otros compromisos.

Parece ser que el proyecto iberoamericano simbolizado en la persona del Rey es la primera víctima de la pérdida de importancia de Europa en América Latina, ya que refleja  todos los síntomas de esta relación precaria: falta de agenda entre las partes, declaraciones de papel, compromisos que no se honran y simbolismo en lugar de sustancia. Lo que está sufriendo el proceso iberoamericano, es no haber pasado nunca de un proyecto hispano a un proyecto iberoamericano. Al Príncipe Felipe como heredero le tocará una tarea de renovación y, como parte de ella, la liberalización del proceso iberoamericano del artificial protagonismo de la Corona que sigue planteando esta relación como "relación de familia" - una idea que está a destiempo de la realidad política.

Titular de la Cátedra Humboldt, El Colegio de México 



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