Entrevista. "La independencia significa un gobierno más democrático"
LLAMADO. El premier escocés Alex Salmond, en Largs, donde pidió a los electores aprovechar la oportunidad de elegir el futuro de la región. (Foto: DAVE CHESKIN / AP )
PERTH, Escocia.— A los 59 años, Alexander “Alex” Elliot Anderson Salmond puede estar a horas de entrar a la historia como el político que garantizó la independencia de Escocia sin disparar un solo tiro —bien distinto de las guerras de siglos atrás cuando escoceses e ingleses vivían a golpes—. Si el “sí” vence hoy en las urnas, los escoceses dejarán el Reino Unido después de 307 años, justamente de la mano del líder del Partido Nacional de Escocia (SNP, por sus siglas en inglés), que durante tantos años fue minoritario y tomado poco en serio.
Ni una eventual derrota sería capaz de retirar el brillo de este político carismático que, para sorpresa de todos, obtuvo la mayoría de votos de los escoceses en 2011, el primer representante de su partido en ser puesto en el cargo equivalente al de primer ministro de Escocia. Aun con la victoria del “no”, él habrá dado a los escoceses lo que tanto buscaban hace por lo menos una generación: más autonomía. Y esto ya está garantizado —fue el acuerdo ofrecido por los tres mayores partidos británicos a la población como última coartada para evitar la secesión—.
En un acto electoral en la ciudad escocesa de Perth (O Globo acompañó el acto), Salmond ya asumía su victoria antes de que una encuesta de opinión mostrara el “sí” a la vanguardia por vez primera. Siempre sonriente, insistía en el orgullo nacional. Parece luchar contra cierto capricho escocés por blindar su electorado contra el argumento de los unionistas, para quienes la independencia trae consigo incertidumbre.
Nacido en Linlightgow, hijo de madre conservadora y padre trabajador, Salmond cursó Economía e Historia Medieval en la elitista universidad St. Andrews. En 1979 obtuvo su primer curul o escaño en el SNP, partido que comenzó a liderar en 1990. Una década después, perdió las elecciones para el Parlamento Regional y anunció que dejaba “para siempre” el liderazgo del partido. Hasta que con un tranquilo “cambié de idea”, cuatro años después, volvió a comandar el SNP.
Hizo historia al convertirse, en 2007, en el primer nacionalista electo para liderar el gobierno regional de Escocia, sin mayoría absoluta. Pero fue la contundente votación de 2011 la que confirió a Salmond la influencia necesaria para arrancar desde Londres la realización de un plebiscito.
Ex economista del Royal Bank of Scotland, Salmond colecciona desafectos especialmente en el Parlamento británico. Proclive al performance y extrovertido como político, es discreto en su vida personal. Casado hace 30 años con la tímida Moira MacGlasham, 17 años mayor que él, adora los vinos Bordeaux, el curry y le va al equipo escocés de futbol Hearts. El lunes, en la recta final de la campaña, respondió una entrevista a O Globo vía correo electrónico.
Si el “sí” gana, usted será el jefe del gobierno de un Estado independiente. ¿Qué sería distinto en la relación entre Escocia y el Reino Unido?
Después del “sí”, Escocia tendrá un periodo de 18 meses de negociaciones antes de transformarse en independiente, en marzo de 2016. La reina continuará siendo jefa de Estado, como en otros países que son parte del Commonwealth.
Con la independencia la diferencia será que esta traerá siempre gobiernos que elegiremos. Durante la mitad de mi vida, Escocia ha sido conducida por gobiernos Westminster (Parlamento británico) que nosotros no elegimos. La opción del “sí” significa un gobierno más próximo y más democrático, electo por las personas que más se preocupan por Escocia —el pueblo que vive y trabaja aquí—.
¿Y con el resto del mundo?
Con la victoria del “sí”, Escocia continuará siendo parte de las Islas Británicas, pero políticamente podremos actuar en un terreno entre iguales con nuestros vecinos, con la capacidad de gobernarnos y llevar a la práctica políticas que atiendan nuestras necesidades. Esto incluye la política exterior. La independencia permitirá tener a Escocia su propia voz y establecer relaciones pacíficas y de cooperación bajo nuestros propios términos.
Quiero que Escocia entre al escenario global, así como ocurrió con varios otros países antes que nosotros.
La victoria, la obtenga quien la obtenga, será apretada, lo cual significa que una gran parte de la población será derrotada en las urnas. ¿Usted considera que habrá una división en el país?
Estamos siendo testigos de un momento maravilloso en Escocia. Los escoceses jóvenes y las personas de más edad, los más viejos, están cada vez más involucrados políticamente. La semana pasada vi personas que nunca antes votaron haciendo fila para registrarse sólo para tener la certeza de que serán escuchadas.
No eran sólo jóvenes que llegaron a las urnas, o alcanzaron la edad para poder votar, sino personas que en el pasado optaban por no votar porque consideraban que no valía la pena perder su tiempo. Hay una atmósfera de carnaval en toda Escocia en este momento. Es un periodo muy especial, y después de la victoria del “sí” el gobierno escocés ya anunció que vamos a adoptar un modo de negociar con base en el “Equipo de Escocia”, con personas de todos los espectros políticos, tanto del lado del “sí” como del “no”. Todos trabajando juntos por los mejores intereses de Escocia.