CHIHUAHUA.— “Es algo sorprendente e histórico lo que ha hecho el pueblo ucraniano, por más de tres meses miles de personas se plantaron en las calles para protestar contra el gobierno, soportando un crudo invierno, pasaron ahí Navidad, nadie se despegó de las manifestaciones”, dice Oksana Volchanskaya, quien, estando a miles de kilómetros de su tierra, tiene sentimientos encontrados sobre el periodo social que atraviesa Ucrania.

La periodista, nacida bajo el régimen de la ex Unión Soviética y que desde hace 13 años vive en México, se siente orgullosa de la “revolución” emprendida por los jóvenes que llevó a la caída del régimen del presidente Viktor Yanukovich, pero padece la angustia de saber que su familia está en permanente riesgo, ya que uno de los principales líderes de la oposición es su primo.

“Al menos 100 personas murieron en la represión gubernamental. Antes de ser derrocado el presidente envió a las fuerzas de seguridad en contra de la gente”, relata Oksana en claro español que aprendió en la Universidad Lingüística de Kiev y que perfeccionó al casarse con un mexicano con quien tiene dos hijos.

A decir de la periodista, el movimiento social que comenzó a gestarse en noviembre en Ucrania nació del pueblo, no de los partidos políticos. “Quienes encabezan la lucha son adultos jóvenes, es la generación de la Perestroika. Eran adolescentes cuando cayó la Unión Soviética y hoy dirigen el cambio más importante en la historia moderna de Ucrania”, señala al recordar las reformas implementadas por Mijail Gorbachov a finales de la década de 1980 en la URSS, de la cual su país formaba parte.

Ganadora en México del premio nacional del concurso “Género y Justicia” que organiza la Suprema Corte de Justicia de la Nación (2012), Oksana señala que, como ocurrió en Egipto hace un par de años, las redes sociales jugaron un papel fundamental en la organización de la población contra el gobierno.

“Hubo un cambio colectivo de mentalidad, la gente dejó de subir fotos de fiestas o paisajes. Las redes sociales dejaron de ser para el entretenimiento y se convirtieron en sitios de debate político, de análisis. De pronto veías la bandera nacional en la mayoría de los perfiles, y todos manifestando su inconformidad”.

Un factor determinante, dice Volchanskaya, para el despertar social, es el nivel educativo ucraniano: “A pesar de la crisis económica que provocó el gobierno, algo que heredamos de Rusia es el mantener la educación a un excelente nivel, desde los niveles básicos hasta la universidad”.

“Los ricos también lloran”

Agrega: “Yo crecí con una televisión cultural. Veíamos en todos los canales buen cine europeo, sobre todo películas alemanas y cine italiano de Fellini. La primer telenovela se transmitió hasta 1988, y nadie entendía la lógica de ese tipo de programas, eran como ciencia ficción, alejados de la realidad.

¿Y cuál fue esa primer telenovela?, se le pregunta: “Una mexicana, ‘Los Ricos también lloran’”, responde entre risas.

El pueblo ucraniano derrocó al presidente Viktor Yanukovich en protesta por su deficiente función pública. El colmo para los habitantes del país de Europa del este que alcanzó su independencia en 1991, fue la abierta filiación gubernamental con Rusia y cercanía con el presidente Vladimir Putin, a la vez de la negativa a firmar los tratados encaminados a integrarse a la Unión Europea.

Hace unos días el Congreso destituyó al mandatario, estableció un gobierno interino y convocó a elecciones para el 25 de mayo. Uno de los principales líderes de la oposición, y encargado de la gobernabilidad en la región de Odessa es Sergei Gutsaliuk, primo hermano de Oksana.

“Está al frente de la política interior en la región más compleja políticamente en este momento. Ahí la mayor parte de la población es prorrusa, pero Sergei tiene que establecer pactos con las diversas fuerzas políticas, con las bandas del crimen organizado, y con los grupos independientes”. Sergei ha sido uno de los principales promotores de la paz en la región, negociando acuerdos para evitar la violencia. Él mismo ha sido víctima de atentados: hace unas semanas su automóvil explotó por una bomba.

Con todo, Oksana es optimista. “Nunca me hubiera imaginado lo que está pasando, el pueblo ucraniano suele ser muy pasivo. Pero las nuevas generaciones están haciendo el cambio. Saben que tienen el poder de derrocar a un mal gobierno, a los jóvenes ya no los detiene nadie”, dice.