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Hillary Clinton, entre la ambición y la lealtad

Verónica Rosas González| El Universal
10:00Lunes 29 de septiembre de 2014
El sueo de la Casa Blanca

HILLARY CLINTON. El sueño de la Casa Blanca . (Foto: ILUSTRACIÓN LETICIA BARRADAS )

Aunque no ha dicho si contenderá por la presidencia, en Washington se da por sentado que así será. Por ello, está bajo la lupa

veronica.rosas@eluniversal.com.mx

"Es fiera, divertida. Es centrada y es una luchadora". Así la describe el sitio readyforhillary.com, patrocinado por Ready for Hillary PAC. "Fría y calculadora", dicen sus enemigos. Es Hillary Rodham Clinton.

La ex secretaria de Estado de Estados Unidos aún no ha anunciado si en 2016 contenderá por la presidencia, aunque en Washington se da prácticamente por sentado que así será. Desde que comenzó a circular la posibilidad, Hillary está bajo la lupa.

Sus declaraciones son vistas, todas, como una pincelada de lo que sería su política exterior, su postura en el tema migratorio o su estrategia contra el terrorismo.

De tal suerte, la también ex primera dama debe poner especial cuidado en el fondo y en las formas, tarea que no siempre cumple con mucho tino. Así lo evidencian sus recientes ataques a la política exterior del presidente Barack Obama, que suscitaron críticas sobre el modo en que ha decidido distanciarse de su antiguo jefe y sobre uno de los valores que los Clinton más aprecian: la lealtad.

El punto crítico fue una entrevista concedida por la ex funcionaria a la revista The Atlantic a principios de agosto, en la que arremetió en particular contra la postura de la administración Obama sobre Siria, al aludir al "fracaso para ayudar a construir una fuerza de combate creíble entre quienes protestaban contra (el presidente sirio Bashar al) Assad... El fracaso que significó no hacerlo dejó un gran vacío que han llenado los yihadistas". El sanguinario Estado Islámico que tiene en jaque a Irak, Siria y Occidente.

Hillary también criticó el eslogan de Obama, cuando dijo: "Las grandes naciones necesitan principios de organización, y 'no hagas cosas estúpidas' (el mantra del ala oeste) no es un principio organizativo".

Asumiendo que aspire a llegar a la Casa Blanca, no es de extrañar que Clinton desee desmarcarse del presidente, cuya popularidad ha ido en franco declive, ubicándose este mes en su nivel más bajo. De acuerdo con el último sondeo difundido por Reuters-Ipsos, sólo 35% aprueba el desempeño del mandatario.

De hecho, varios demócratas que participarán en las elecciones intermedias de noviembre próximo han evitado que Obama los acompañe en sus actos de campaña, por considerar que su presencia no les resultaría de gran ayuda.

Sin embargo, la manera que eligió Hillary Clinton para distanciarse ha generado críticas sobre su lealtad para quien fuera su jefe y, en algún tiempo, su amigo.

Un artículo en The Washington Post indica que "algunos expertos dicen que hay pocos precedentes de un ex secretario de Estado preparando su campaña presidencial criticando la política exterior que fue impulsada por la administración que ayudó a dirigir".

Más aún considerando el lamentable ataque contra el consulado de Bengasi, que en 2012, siendo ella la jefa de la diplomacia de EU, costó la vida del embajador Christopher Stevens.

"Está en su interés político comenzar a distanciarse de un presidente impopular y en resaltar que ella es una persona dispuesta a tomar riesgos, mientras que Obama los evita", opina Aaron David Miller, vicepresidente de nuevas iniciativas en el Wilson Center, citado por el Post.

Castigo a la traición

Los Clinton suelen premiar la lealtad de quienes los rodean, y castigan la traición. Citado por The Atlantic, Bob Boorstin, quien dirigió las comunicaciones de la fuerza de trabajo para la reforma al sistema de salud, afirmó que cuando Hillary "es insultada se enoja y lo recuerda para siempre". En cambio, cuando la gente le es leal, obtiene
recompensas.

En el libro HRC, de Jonathan Allen y Amie Parmes, los autores afirman que "la lealtad, para bien o para mal, ha sido el factor determinante de Hillary y su círculo más cercano, desde sus días como primera dama y como senadora". De hecho, Allen y Parmes aseguran que "hay un círculo especial en el infierno de los Clinton reservado para quienes apoyaron a Obama o se quedaron al margen, pese a que Bill y Hillary hubieran recaudado dinero para ellos, o les hubiera dado algún puesto político o escrito una carta de recomendación para que sus hijos entraran a alguna escuela de élite".

Dada la importancia que concede a la lealtad, la ex senadora debe hacer un delicado acto de equilibrio para no quedar como una "traidora" a la vez que hace lo posible para concretar su ambición: convertirse en presidenta.

El ex presidente Gerarld Ford, según el libro Write it when I'm Gone, citado por varios medios, pensaba que Hillary tenía "una ambición sin límite"... "Se casó con Clinton porque lo vio como una forma de conseguir reconocimiento nacional, porque pensó desde el principio que podría ser candidato a presidente y ella lograría ser presidenta".

Considerada calculadora, paradójicamente para muchos la entrevista que concedió a The Atlantic resultó un error de cálculo. Al día siguiente, circuló información de que Hillary había llamado a Obama para limar asperezas.

Al revelar, sea a través de su libro Hard Choices, o de las declaraciones que ha hecho a los medios, que está a favor de armar a los rebeldes sirios, que Israel merece más apoyo de Estados Unidos y que debe de tomarse una postura más dura hacia Irán, Hillary Clinton parece querer enviar el mensaje de que es una política que no teme tomar las decisiones difíciles que implica tener el poder, aunque en el camino levante críticas.

El halcón republicano Karl Rove, en un artículo para The Wall Street Journal, opina que "es probable que Hillary falle en ganar el apoyo de los críticos de Obama conforme aleja a los simpatizantes del presidente, lo que sólo hará más difícil su camino a la nominación demócrata".

Al mostrarse como una política "dura", Hillary también debe lidiar con otro factor: no siempre es eso lo que se espera de una mujer.

"Women and Elective Office: Past, Present, and Future", una investigación sobre las mujeres y la política, afirma que "las mujeres en la vida pública enfrentan el doble reto en el que deben lidiar con la combinación de percepción de calidez y competencia, a menudo visto como femenino, y las cualidades masculinas... en una forma que no se espera que hagan los hombres".

Más allá del género, y de las formas, Clinton es una política inteligente, dura y evidentemente muy ambiciosa. De qué otra forma se puede llegar a ser senadora, secretaria de Estado y aspirar, por segunda vez en su vida, a ser la primera mujer en la Casa Blanca.



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