Las guerras de la CIA: qué hizo realmente
AGENCIA DE INTELIGENCIA Los ensayos reconocen el papel de la CIA en acciones que fueron vistas como criminales y perversas contra gobiernos legítimos, acciones que apenan al gobierno de EU como defensor de los derechos humanos y de la democracia en el mundo. (Foto: Reuters/Archivo )
La revista Foreign Affairs (jul-ago 2014) publica cuatro artículos sobre lo que realmente hizo Estados Unidos en Irán, el Congo, Chile y Bangladesh, en los tiempos de la Guerra Fría, según ex agentes de inteligencia o ex funcionarios estadounidenses. Una tesis de los cuatro textos es que se ha exagerado el papel de la CIA en el derrocamiento del primer ministro iraní Mohammad Mosaddeq (1953), en la caída y asesinato del premier congoleño Patrice Lumumba (1961) y en el derrocamiento del mandatario socialista chileno Salvador Allende (1973). El cuarto artículo aborda el juego geopolítico Paquistán-India-China-URSS-EU ante el genocidio en Bangladesh (1971), que desató una guerra indopaquistaní.
Los cuatro textos seguramente despertarán polémicas en cada uno de los países involucrados. Los ensayos reconocen el papel de la CIA en acciones que fueron vistas como criminales y perversas contra gobiernos legítimos, acciones que apenan al gobierno de EU como defensor de los derechos humanos y de la democracia en el mundo. ¿Alguien recuerda el poemario panfletario de Pablo Neruda llamado Incitación al Nixonicidio y alabanza de la revolución chilena?
En los cuatro artículos se define el alcance de las operaciones clandestinas y de la diplomacia estadounidense y se destacan las responsabilidades de los propios gobiernos locales afectados en los resultados adversos que tuvieron. La idea de los ensayos, al parecer, es reubicar en una nueva dimensión histórica los hechos, aunque sólo se cuenta la perspectiva estadounidense. Habrá que esperar qué dicen las otras partes.
En los casos en que se menciona a la CIA, la idea sería desmitificar el poder omnipotente de la agencia para causar el mal. Pero aunque existen en la narrativa de los cuestionamientos a la CIA, los fallos para anticipar los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 o para ubicar las presuntas armas de destrucción masiva de Saddam Hussein en Irak (2003), no deben olvidarse cuestionamientos previos a sus oscuras operaciones clandestinas para asesinar a líderes extranjeros, entre ellos Fidel Castro, investigadas por el propio Congreso de EU en los años 70s.
Los errores de Mosaddeq
El internacionalista Ray Takeyh asegura que se exagera el rol de la CIA en el derrocamiento de Mosaddeq, el hombre que nacionalizó el petróleo en Irán, inspirado por cierto en Lázaro Cárdenas, y atribuye la caída del premier iraní a sus propios errores e incluso al rechazo de los líderes religiosos que temían su idea de modernizar el país. Fue la intransigencia de Mosaddeq más que las acciones de la CIA, en coordinación con la inteligencia británica (MI6), lo que lo sacó del poder y permitió el encumbramiento del sha Mohammad Reza Pahlevi, afirma.
Stephen R. Weissman, quien trabajaba para el Congreso de EU en los años 60, dice que la operación en el Congo es vista como una de las más exitosas de la CIA porque logró sus objetivos de derribar a Lumumba e instalar en el poder a Joseph Mobutu para evitar que el país cayera en la órbita comunista. Pero aunque se admite que la agencia trató de matar al líder africano con una pasta de dientes envenenada, niega haber tenido que ver con su muerte en enero de 1961. La agencia, sí, financió opositores y protestas contra Lumumba, trabajando en equipo con la inteligencia belga, de la antigua potencia colonial del Congo, pero hoy se argumenta que la CIA había exagerado la amenaza comunista de Lumumba, un nacionalista y anticolonialista interesado en unir al Congo al movimiento No Alineado. Dado el posterior gobierno criminal y dictatorial de Mobutu (1965-1997), se estima que dejar a Lumumba en el poder habría sido mejor para EU y el Congo.
El golpe contra Allende
Más relevante para los lectores latinoamericanos es el artículo de Jack Devine, ex agente de la CIA en Chile, sobre el papel de la agencia en el golpe contra Allende. Devine asegura que se ha distorsionado el papel de la CIA en la caída del mandatario socialista. Dice que él supo del golpe dos días antes de que ocurriera y así lo comunicó a sus superiores en Langley, Virginia, sede de la agencia. Admite que esto es algo que es difícil porque siempre se ha dicho que EU estuvo detrás del golpe. Devine sostiene que la CIA nunca conspiró con los militares chilenos para derrocar a Allende e incluso lamenta el resultado: la dictadura de Pinochet que duró 17 años, con múltiples violaciones a los derechos humanos y la muerte de 2 mil 200 opositores.
Devine admite solamente que la CIA conspiró contra Allende con dos programas Track I y Track II. El primero para evitar que ganara las elecciones; el segundo, para impedirle que asumiera el poder. El ex agente dice que financió a las amas de casa de clase media cacerolistas, pero que no pensaba que ese movimiento iba a crecer. La CIA tampoco financió la huelga de los camioneros: éstos pidieron apoyo a la agencia, pero ésta nunca lo dio. Devine asegura que el fracaso de una intentona golpista en junio de 1973, convenció a la CIA de que no habría golpe en Chile. Presuntamente, EU sólo defendía la democracia y la libertad de prensa y nunca alentó un golpe militar.
Por último, el diplomático Harold H. Saunders describe el caso de la independencia de Bangladesh (el Paquistán Oriental) en 1971, que desató una guerra de 13 días entre Paquistán, un aliado de EU, e India, aliada de la Unión Soviética. Aquí no fue tanto una guerra de la CIA, sino de la diplomacia de Kissinger quien pensaba geopolíticamente en la contención de la URSS y jugaba ya la carta china (Beijing apoyaba a Paquistán frente a India y Moscú). La pregunta que hoy se hace es si EU toleró el genocidio paquistaní en Bangladesh, que suscitó el famoso concierto solidario del ex Beatle George Harrison sólo por preservar una alianza contra Moscú, es decir, la realpolitik aplastando los derechos humanos y el principio de autodeterminación.