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Un borrador para la democracia

José Vales • Corresponsal en Sudamérica| El Universal
Jueves 07 de noviembre de 2013
Análisis de la noticia

Rostros de satisfacción podían observarse en los negociadores en La Habana, o en la Casa de Nariño (sede del Ejecutivo) en Bogotá. Casi al cierre de la agenda política que se había fijado el presidente, Juan Manuel Santos, el gobierno y las FARC pudieron destrabar, una vez más (la primera ocasión fue en mayo, con el acuerdo agrario), las negociaciones y acordaron el segundo de los cinco puntos, sobre la participación de la guerrilla en la vida política del país.

Lo que falta para anunciar el fin del conflicto es camino allanado. Sin embargo, firmada la paz, la siguiente etapa estará plagado de desafíos. Cuando se hable de participación política, dentro de los cánones democráticos que ayer citó el ex vicepresidente Humberto De la Calle, remitirá a la experiencia fallida de la Unión Patriótica, cuando a mediados de los 80 varios de sus candidatos perdieron la vida bajo las balas de la violencia.

Pero el acuerdo alcanzado ayer en La Habana no sólo tiene una gran trascendencia histórica y política, sino que cumple con el tiempo político que se había trazado Santos para definir si apostará o no a una reelección. Aunque falta ver qué dicen las encuestas, todo indica que el presidente agotará la última ficha para intentar un segundo periodo.

No en vano Iván Zuluaga, el candidato a la presidencia de Álvaro Uribe, se apuró a salir a cuestionar el acuerdo. Para ellos también se traza el camino a seguir de aquí a las presidenciales de mayo próximo.

Los analistas han destacado la implementación del acuerdo alcanzado ayer como cosa positiva. No faltaron quienes, como Alfredo Rangel y León Valencia, pusieron el acento en aquellos partícipes del conflicto armado sobre los que recaen o recaerán acusaciones de delitos de lesa humanidad, imprescriptibles por el derecho internacional. Ese será un tema a analizar una vez se agoten los puntos de consenso, o sea, en tiempos de paz.

“Primero se avanza en la necesidad de dejar las armas y integrarse a la vida democrática y luego se deberá conversar sobre la reparación a las víctimas”, opinó Camilo González Posso, director del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz).

Por lo pronto, el primer paso para poner fin a un conflicto que pronto cumpliría cinco décadas, se dio ayer en La Habana. Cada vez falta menos para que Santos y Rodrigo Londoño Echeverri, mejor conocido como Timochenko comandante en jefe de las FARC, le regalen al mundo una imagen como la de Menajen Beguin y Anuar el Sadat, en 1979 (la paz entre Israel y Egipto) o la de Yitzak Rabin y Yasser Arafat en 1993 (Israel y Palestina), los grandes momentos de la paz en el mundo. Entonces, el último conflicto armado en América Latina, heredado de la guerra fría, habrá llegado a su fin y empezará un nuevo tiempo para la democracia colombiana, que ayer comenzó a esbozar su borrador.



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