EL CAIRO (Agencias).— El ex presidente egipcio Hosni Mubarak, luciendo camisa blanca, zapatos deportivos y una amplia sonrisa, fue liberado de prisión ayer y trasladado a un hospital militar ubicado en un suburbio de El Cairo, en donde permanecerá bajo arresto domiciliario. Fue trasladado en un helicóptero ante decenas de seguidores que se habían reunido afuera de la cárcel de Tora para celebrar su liberación.

El primer ministro Hazem el-Beblaui ordenó que Mubarak fuera puesto bajo arresto domiciliario como parte de las medidas de emergencia impuestas este mes después de una ola de violencia desatada por el derrocamiento del líder islamista Mohamed Mursi, quien sucedió a Mubarak como el primer presidente egipcio elegido libremente.

Imágenes de televisoras privadas mostraron al helicóptero transportando a Mubarak, de 85 años, y aterrizando afuera del hospital militar, ubicado en la ribera del Nilo.

Al aterrizar, fue colocado de inmediato en una ambulancia y trasladado al otro lado de la calle al hospital.

La decisión del arresto domiciliario parecía destinada a mitigar algunas de las críticas sobre la liberación de Mubarak y garantizar que el ex mandatario comparezca la próxima semana ante un tribunal para otro juicio.

Para los enemigos de Mubarak, el momento marcó un retroceso desde el levantamiento a favor de la democracia de enero de 2011 que lo derrocó después de que permaneció tres décadas en el poder como uno de los pilares de un gobierno autoritario en Medio Oriente.

Pero algunos egipcios, muchos de los cuales han estado detrás de la decisión del Ejército de derrocar a Mursi, expresaron su afecto por el ex comandante de la Fuerza Aérea, cuyo fuerte control del poder trajo estabilidad. Las autoridades judiciales habían ordenado la liberación de Mubarak de Tora.

“Protegió al país”, dijo Lobna Mohamed, un ama de casa que acudió a festejar la salida de Mubarak, “Es un buen hombre, pero ahora queremos a (Abdel Fattah) Al-Sisi”, agregió refiriéndose al comandante del Ejército que derrocó al islamista Mohamed Mursi el 3 de julio.

Según fuentes oficiales, unas 900 personas, entre ellas 100 soldados y policías, han muerto desde la semana pasada en Egipto, en el episodio más sangriento de la historia moderna del país como república. Los Hermanos Musulmanes dicen que la cifra es aún mayor. La mayoría de las víctimas murieron baleadas por las fuerzas de seguridad.

En los últimos hechos de violencia, hombres armados en un coche mataron a un mayor del Ejército y a un soldado en un ataque contra una patrulla cerca de la ciudad de Ismailia sobre el Canal de Suez, dijeron fuentes de seguridad. Dos soldados resultaron heridos. Los atacantes huyeron.

Prevén jornada violenta

El país vivirá un “vernes de mártires”, en el que protestas masivas podrían generar nuevos hechos de violencia a pocos días de la masacre en El Cairo.

Mientras tanto, las autoridades detuvieron ayer al portavoz de los Hermanos Musulmanes Ahmed Aref en el barrio de Ciudad Naser, en el este de El Cairo, informó una fuente de seguridad. Aref se encontraba escondido en el apartamento de su suegro y no presentó ninguna resistencia al ser detenido, según la fuente, que añadió que posteriormente fue trasladado a la cárcel de Tora, en el sur de la capital.

Este arresto se enmarca dentro de la campaña de detenciones de los últimos días contra miembros de los Hermanos Musulmanes, cuyo máximo líder, Mohamed Badie, fue arrestado hace dos días.