MOSCÚ (EFE).— Rusia se ha anotado un gran tanto diplomático con su inesperada apuesta para que Damasco ponga bajo control internacional sus armas químicas como último recurso para evitar una intervención militar de Estados Unidos en Siria.

El plan anunciado por el ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov —que aprovechó la tímida declaración del secretario de Estado de EU, John Kerry, de que Siria podría evitar un ataque si entregaba su arsenal químico— fue aceptado en pocas horas por el régimen sirio y concitó la aprobación internacional en menos de un día.

Con su iniciativa, Rusia se toma la revancha por el fracaso cosechado en la guerra de Irak, cuando sus esfuerzos diplomáticos no fueron tenidos en cuenta y no consiguió evitar la invasión del país.

La alianza de Rusia con Siria data de los tiempos de la Unión Soviética. En 1980, Damasco firmó con el Kremlin un acuerdo de cooperación militar. La compra-venta de armas pretendía mantener el equilibrio estratégico con Israel. La alianza comenzó con Hafez al-Assada, padre del actual presidente Bashar al-Assad, quien la continuó.

Siria ha comprado a Rusia hasta cazabombarderos y las operaciones dejan a Moscú ganancias millonarias. Aunado a lo anterior, cabe recordar que Rusia tiene una base militar en Tartus, Siria, construida durante la guerra fría.

En este contexto, la Rusia de Putin, el presidente denostado por Occidente por sus derivas autoritarias y su cuestionada política en materia de derechos humanos, protagoniza su primera manifestación de liderazgo internacional desde la caída de la Unión Soviética en 1991.

Su papel estelar en la crisis siria tiene lugar, además, cuando aún no se han apagado los ecos de otro reciente éxito mediático frente a EU, la concesión de asilo temporal al ex funcionario de la CIA estadounidense Edward Snowden, quien denunció el espionaje electrónico a nivel global llevado a cabo por los servicios secretos de su país. Putin dio refugio a Snowden ganando así un tenso pulso con Obama, sin ceder a las presiones para entregarlo a Washington.