WASHINGTON.— Cientos de inmigrantes indocumentados tocaron ayer a las puertas del Capitolio para exigir una respuesta a su reclamo de una reforma migratoria antes de 2014, mientras que el líder de la mayoría republicana, John Boehner, se reunía a puertas cerradas con sus correligionarios para tratar de ocultar la división que ha traído consigo el debate de este asunto y la Casa Blanca reconocía abiertamente que la batalla seguirá siendo “cuesta arriba”.

“Al final, no podemos evitar que los congresistas tomen malas decisiones. Nosotros sólo podemos ser parte de una coalición de esfuerzos para persuadirles”, aseguró el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, en una jornada que arrojó serias dudas sobre la posibilidad de que la Cámara de Representantes mantenga el mismo impulso que nació desde la Cámara de Senadores, que ya aprobó su proyecto de reforma migratoria.

“El camino por delante está sembrado de obstáculos”, reconoció Carney, aunq ue subrayó que el hecho de que EU haya pasado de la fase en que los republicanos demandaban la autodeportación de millones, a una donde la reforma está en proceso de negociación “es un gran avance”.

La Casa Blanca presentó también un reporte para explicar los beneficios económicos de la reforma migratoria. El documento, de 32 páginas, estimó que la propuesta hará crecer la economía en un 5.4% para el 2023 y reducirá el déficit en casi 850 mil millones de dólares en 20 años.

Mientras los líderes del Partido Republicano salieron divididos de un cónclave para tratar de fijar postura en torno a la posibilidad de una iniciativa de reforma migratoria o una batería de propuestas fragmentadas, en la Casa Blanca el presidente Barack Obama se reunía con líderes del caucus hispano para tratar de definir la estrategia que deberá desplegar en el curso de las próximas semanas.

“Me dio gusto comprobar que la estrategia del presidente Obama incluirá hablar directamente al pueblo estadounidense para convencerles sobre la importancia de sacar adelante una reforma migratoria comprehensiva que incluya una vía a la ciudadanía para millones de indocumentados”, aseguró Bob Menéndez, el senador demócrata por Nueva Jersey que participó en el encuentro en la Casa Blanca.

Varios legisladores republicanos dijeron que no parece haber un consenso sobre los llamados para otorgar una situación legal a los 11 millones de inmigrantes ilegales, después de una sesión de dos horas y media a puertas cerradas. Durante el encuentro de ayer en la Casa Blanca, los miembros del caucus hispano aprovecharon para reiterarle al presidente la necesidad de declarar una moratoria de las deportaciones en el caso de indocumentados que no hayan cometido ningún delito.

Mientras, cientos de indocumentados advertían a los republicanos de votar en contra de una reforma al sistema migratorio. “Que Boehner nos diga si va a apoyar la iniciativa de reforma o no, para que los electores hispanos actúen en consecuencia en las intermedias de 2014 y en las presidenciales de 2016”, dijo Jennifer Valera, una inmigrante originaria de Veracruz. (Con información de agencias)