RÍO DE JANEIRO.— El papa Francisco causó ayer furor entre casi dos millones de personas que lo recibieron como si se tratase a una estrella de rock, en Copacabana, donde presidió la representación del Viacrucis y reconoció que los escándalos financieros y sexuales en la Iglesia han causado un éxodo de fieles.

“Jesús se une a tantos jóvenes que han perdido su confianza en las instituciones políticas porque ven egoísmo y corrupción, o que han perdido su fe en la Iglesia, e incluso en Dios, por la incoherencia de los cristianos y de los ministros del Evangelio”, dijo el Pontífice en su quinto día de visita a Brasil, tras realizar un recorrido de tres mil metros entre el fuerte de Copacabana y el puesto 6, donde se encuentra el escenario en el que concluyó el Viacrucis.

El Obispo de Roma añadió que con la cruz Jesús se une a quien es perseguido por su religión, sus ideas o su color de piel. La cruz, dijo, enseña “a mirar siempre al otro con misericordia y amor, a salir de nosotros mismos para ir a su encuentro y tenderles la mano”.

Sin la lluvia de los días anteriores y con una temperatura más amigable, el Santo Padre comenzó la jornada del viernes con una reunión con un grupo de jóvenes —tres brasileños, una venezolana y una italiana—, en la Quinta Boa Vista, donde luego confesó a varios de ellos. Luego, en el Ángelus, volvió sobre el tema de la relación intrageneracional. “Los niños y los ancianos constituyen el futuro de los pueblos. Los niños porque llevan adelante la historia, los ancianos porque transmiten la sabiduría y la experiencia de la vida. Esta relación es un tesoro que tenemos que cuidar y alimentar”, expresó.

Más tarde, el Pontífice recibió a un grupo de jóvenes detenidos en centros de reclusión, en el Palacio Arzobispal de Sao Joaquim, con quienes conversó y almorzó, lejos de las cámaras. Según el vocero vaticano, Federico Lombardi, el Papa se despidió de ellos con un frase. “Nunca más violencia, sólo amor…”

Por la tarde-noche, la multitud siguió de cerca el Viacrucis, con la participación de la cantante Beth Carvallo y la presentadora Ana María Braga. En el palco, junto al Papa, no podían faltar 35 “cartoneros”. También hubo protestas contra el gobernador Sergio Cabral y la situación social.

En Sao Paulo, un grupo de unos 400 manifestantes solidarios con el enojo de la gente de Río con Cabral, destruyó más de 10 agencias bancarias y algunas tiendas comerciales, según informaron las autoridades.

Pero la “Juventud del Papa” estaba extasiada, y no les importó tener que quedarse al aire libre desde el jueves, con tal de ganar un lugar y poder ver al “Papa de la sonrisa”.