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Proceso de paz se asoma en Medio Oriente

Jana Beris Corresponsal| El Universal
Domingo 28 de julio de 2013
Proceso de paz se asoma en Medio Oriente

TRABAJANDO. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en una reunión de gabinete el pasado 21 de julio, en Jerusalén . (Foto: URIEL SINAI AP )

Israelíes se reúnen con palestinos esta semana en Washington para acordar diálogo

JERUSALÉN.— Cuando el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, anunció el viernes 19 de julio, en Ammán, que Israel y la Autoridad Nacional Palestina habían acordado volver a la mesa de negociacio-nes, tenía razones para celebrar el éxito de su diplomacia de hormiga, pero también para pensar, preocupado, cuándo le arruinarán la fiesta.

La primera prueba será el martes, cuando, según lo anunciado por el ministro israelí Silvan Shalom, se reúnan en Washington Kerry con el negociador palestino Saeb Erekat y los israelíes Tzipi Livni, ministra de Justicia, y Shlomo Molkho, enviado especial del primer ministro Benjamin Netanyahu.

El analista Shlomo Brom, del Centro de Investigaciones de Seguridad Nacional en Tel Aviv, estima que las partes decidieron finalmente darle el “sí” a Kerry, debido a la presión estadounidense, pero que la mutua desconfianza es profunda, lo mismo que los recelos entre las partes. Y las interrogantes no se refieren únicamente a los problemas más duros de la agenda bilateral (fronteras, seguridad, asentamientos, Jerusalén, refugiados), sino a una etapa muy anterior al momento en que éstos sean abordados: la fe de fondo en la posibilidad de volver a confiar.

“El diablo se encuentra en los detalles”, escribió Brom esta semana. Por eso es importante reconocer que lo que ha sido acordado no es la reanudación de las negociaciones mismas, lo que depende, de hecho, de la conclusión exitosa de las “conversaciones sobre las conversaciones” en Washington.

Esto puede dejar la impresión de que el anuncio de Kerry, hace aproximadamente una semana, tenía menos importancia de lo que muchos creyeron al hablar dramáticamente del regreso al proceso de paz. Pero en realidad, no es así. Si bien es cierto que la cita de los próximos días en EU está destinada a que las partes se pongan de acuerdo acerca del marco y procedimiento del proceso cuando se lo retome oficialmente, el que se haya logrado llegar a esta etapa no es de subestimar, si uno recuerda claramente que hace cuatro años que no hay prácticamente ningún contacto formal.

El último encuentro directo entre Netanyahu y el presidente de la Autoridad Nacional Palestina Mahmud Abbas fue el 22 de septiembre del 2009, en Nueva York. Según declaró el premier israelí luego de dicho encuentro, él y Abbas habían decidido que las conversaciones de paz debían ser relanzadas “lo más pronto posible”. Desde entonces, sin embargo, nunca recomenzaron, lo cual no puede menos que justificar la importancia de la cita planeada para estos días, inclusive si son numerosos los obstáculos por salvar.

A ojos de Brom, haber predeterminado que las negociaciones durarán nueve meses tiene sus ventajas, pero también encierra el peligro de que el lapso sea utilizado por las partes como una forma de esquivar presiones, sin tomar decisiones claves. A ambos les puede servir, opina, el negociar como si ese fuera el objetivo, y no el medio.

Lo más complejo es lo que se perdió en estos últimos años de estancamiento, el alejamiento, la mutua desconfianza, la convicción de cada lado de que el otro no quiere acuerdo. A pesar de ello, destaca Gilad Sher, quien fue asesor especial del otrora premier israelí Ehud Barak y participó en conversaciones de paz, “volver a sentarse, tras cuatro años de estancamiento, es un evento al que cabe dar la bienvenida”.

Los palestinos, en su discurso oficial público, recalcan que el objetivo es un Estado independiente en la totalidad de los territorios conquistados por Israel en junio de 1967 en Cisjordania y la Franja de Gaza, con Jerusalén este como capital y el derecho de retorno de todos los refugiados. Israel está muy lejos de poder aceptar estas posturas. Por ahora, hay un abismo entre las partes.

Para el ex negociador Gilad Sher, “desde el comienzo del proceso de paz, hace 20 años, gobiernos israelíes han declarado su apoyo al principio de dos Estados para dos pueblos y han trabajado —unos más y otros menos— para implementarlo a través de negociaciones o unilateralmente”. Sher recuerda que Netanyahu declaró que este principio es “su objetivo político”, aclarando el ex negociador que la concreción de esta meta debe articular “la preservación de una mayoría judía sustancial bajo un gobierno democrático efectivo”.

La terminología puede resultar confusa. Su sentido, sin embargo, es claro: garantizar que Israel no controle dentro de sus propias fronteras a los palestinos y que éstos tengan su propio Estado separado de Israel.

La clave es que eso sea una forma de lograr la paz y la seguridad para todos, ya que de lo contrario el Estado palestino no será la solución que se espera.

Falta mucho para concretar. Primero hay que ver que realmente se sienten a negociar y que comience así el fin de la crisis, de cara a un acuerdo definitivo entre Israel y los palestinos, aunque hoy éste parezca más una ilusión que un sueño factible.



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