CIUDAD DEL VATICANO.— ¿Están conscientes de su situación de irregularidad los cristianos divorciados que se han vuelto a casar? ¿Estas personas se sienten marginadas por la Iglesia y sufren ante la imposibilidad de no recibir los sacramentos? ¿Qué atención pastoral se debería dedicar a quienes viven en uniones con personas del mismo sexo? Y, en el caso de que estas parejas hayan adoptado niños, ¿cómo se debería comportar la Iglesia pastoralmente para poder transmitirles la fe?

Estas son algunas de las 38 preguntas del cuestionario que el Vaticano envió a todas las Conferencias Episcopales del mundo en vista del Sínodo extraordinario sobre la familia, que el Papa convocó para octubre de 2014 y que tendrá como tema “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización”. Los obispos deberán entregar el cuestionario a sus sacerdotes y éstos, a su vez, recogerán las opiniones de los feligreses, que también pueden mandar sus respuestas directamente al Vaticano.

“Proponer el Evangelio acerca de la familia es urgente. La importancia del tema radica en el hecho de que el Santo Padre decidió establecer para este sínodo un itinerario de trabajo en dos etapas: la primera, la asamblea extraordinaria que precisará el status quaestionis y recogerá los testimonios de los obispos; la segunda, la asamblea general de 2015, que definirá las líneas de acción de las pastoral de la familia en el mundo de hoy”, se lee en la convocatoria de este evento.

La novedad de este cuestionario, presentado ayer en el Vaticano, son las delicadas y espinosas preguntas que hace sobre temas relativos a las relaciones homosexuales, al añejo problema de los católicos divorciados que se han vuelto a casar y también al de las parejas heterosexuales de hecho, que conviven sin haber contraído matrimonio.

Respondidas estas preguntas, la asamblea extraordinaria del Sínodo tendrá que “precisar” la situación global de esta problemática y, sobre la base de los “testimonios y propuestas de todos los obispos”, buscar “las acciones que la pastoral de la persona humana deberá aplicar en el ámbito de la familia”.

El documento también interroga a los fieles sobre “problemas inéditos” que se han se presentado en los últimos años, como el de las mujeres que ceden —por dinero o no— su útero para engendrar una nueva vida, fenómeno que a nivel mundial está creciendo y planteando nuevos problemas para la Iglesia católica; el de las familias constituidas por un solo progenitor; así como el de los matrimonios entre personas de diferentes religiones.

Otro aspecto no menos importante que aborda el cuestionario es el problema relativo al “alejamiento o al abandono de la fe” en campos como el del matrimonio religioso, que al menos en Europa registra una sustancial reducción, así como en el de la pérdida de lo que la Iglesia define como “el poder terapéutico” de la confesión.

En su última pregunta, el documento solicita a los Episcopados de todo el mundo indicar otros eventuales retos urgentes y presentar propuestas que no estén consideradas en el cuestionario. En síntesis, el documento, que sigue la línea marcada por el papa Francisco, habla de una acción pastoral renovada capaz de acercarse más a las “personas heridas”.

Juan Pablo II no sabía de Maciel

Por otra parte, Stanislao Dziwisz, quien fuera secretario personal sel fallecido papa Juan Pablo II, afirmó ayer que éste nunca supo la verdad sobre las inmoralidades de Marcial Maciel Degollado, fundador de los Legionarios de Cristo.

“Juan Pablo II cuando lo encontró (a Maciel) ¡no sabía nada, absolutamente nada!”, afirma Dziwisz en el libro-entrevista He vivido con un santo, que sale a la venta en estos días, en Italia. “¡Para él era todavía el fundador de un gran orden religiosa y basta, ninguno le había dicho nada! ¡Ni siquiera de los rumores que corrían!”, insistió. (Con información de Notimex)