BUENOS AIRES.— Si para el peronismo las elecciones de mañana son cruciales para definir la posible herencia de Cristina Kirchner, para la oposición no peronista se presentan como la ocasión apropiada para construir una plataforma de partida de cara a las presidenciales de 2015.

La lucha de fondo entre el kirchnerismo y el Frente Renovador, del ex jefe de Gabinete, Sergio Massa, que ya adelanta la pelea por el poder, no logra eclipsar a una oposición que en la última década no pudo, no supo o no pretendió erigirse en una alternativa política válida al rol de los Kirchner.

De lo que pase mañana en las urnas tres nombres podrán surgir con pretensiones presidenciales o expectantes para los próximos años. El jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, el senador socialista por Santa Fe, Hermes Binner y la diputada porteña, Elisa Carrió.

Mientras la izquierda troskista podría marcar su récord histórico de votos (en las primarias superó el millón en todo el país), el centroderechista PRO, de Macri, parece recuperado de los comicios de agosto y ostenta en las encuesta el primer lugar que había cedido entonces para los candidatos de la alianza centroizquierdista UNEN, en Buenos Aires. De concretarse ese escenario, Macri se convertirá automáticamente en candidato a la presidencia, por ese espacio.

El jefe de gobierno porteño ya había avisado que se inscribe en la carrera presidencial. Sólo le falta corroborar su liderazgo en la capital, donde gobierna desde 2007, para que esa candidatura se oficialice.

En algunos distritos, el PRO apoya a los candidatos de Massa, pero a partir del lunes todo será diferente, porque ambos aparecerían disputando un mismo sector de votantes, la centroderecha.

La inflación y el mercado de cambios, que presiona a la alza como ocurrió en los últimos días, con el dólar alternativo superando la barrera de los 10 pesos (mientras el oficial es de 5.70), se encargan de generar la incertidumbre necesaria para lo que pueda pasar a partir del lunes, en una suerte de transición que para los analistas será “cuando menos, complicada”, según Rosendo Fraga, del Centro de Estudios Nueva Mayoría.

Para el economista Arnaldo Bocco, “el gobierno, aun con la presidenta convaleciente, deberá tomar medidas contundentes en materia económica”, entre las que no se descarta nada. Ni siquiera una devaluación, con todo lo que ello implica. De allí que todos los referentes políticos estén expectantes. El jueves, el propio Massa cerró su campaña en su territorio, la localidad bonaerense de Tigre, alertando de que “desde el lunes nos espera una enorme responsabilidad…”

En tanto, el otro que podría reafirmar su condición de presidenciable es el ex gobernador de Santa Fe, Hermes Binner, quien en los comicios de 2011 ocupara el segundo lugar, detrás de la presidenta. Fiel a su estilo se esconde en sus silencios, pero sabe que un triunfo en su provincia lo dejaría en inmejorables condiciones para liderar un frente de centroizquierda que capte a no pocos kirchneristas atemorizados ante el perfil de Massa en las antípodas de los Kirchner.

Carrió advirtió que está decidida a compartir “un mismo espacio político con Binner para que el próximo presidente no sea peronista”. Mientras calificó a Massa como “la nueva esperanza blanca del peronismo con las mismas prácticas y el mismo poder económico”, la diputada apareció cediendo protagonismo de cara al futuro para alcanzar un frente opositor de mayor raigambre. Aun así, esa posibilidad, como cualquiera de los otros escenarios, cobrará fuerza o será desechada cuando mañana (domingo) en la noche se abran las urnas.