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La dimensión regional de la cruenta guerra en Siria

Jana Beris / Enviada| El Universal
Viernes 20 de septiembre de 2013
La dimensin regional de la cruenta guerra en Siria

MUJERES AL COMBATE. Una integrante del batallón “Mother Aisha” recibe instrucciones durante un entrenamiento militar en Aleppo. (Foto: LOUBNA MRIE REUTERS )

Un choque abierto entre los sunitas y los chiítas del país es evidente

FRONTERA TURCO-SIRIA.— Nadie duda que lo que está ocurriendo en territorio sirio desde hace ya más de dos años es una guerra cruenta en la que ya ha muerto demasiada gente. Pero al hablar con sirios que huyeron de ella —como los varios con quienes conversamos en diferentes puntos de la frontera entre Turquía y Siria—, las opiniones sobre la forma más indicada de presentarla no son siempre las mismas.

El común denominador a todos es la seria hostilidad al presidente Bashar al-Assad, a quien acusan directamente —por la forma violenta y dura de la represión con la que reaccionó— de que las “protestas pacíficas” del principio se hayan convertido en la antesala de un enfrentamiento bélico total...

Pero más allá de este punto de partida común a todos, hay diferencias de interpretación. Hay quienes insisten en referirse a lo que está sucediendo como una “revolución”, casi exigiendo que usemos “la palabra correcta” al plantear las preguntas sobre el tema.

“El pueblo se ha levantado contra su opresor”, recalcan numerosos refugiados sirios con quienes conversó la enviada cerca de la frontera con su país, en territorio turco.

“Claro que estamos en guerra... pero hay que destacar que esto es una revolución”. Sin embargo, la pregunta central es si hay algo más que eso, si el levantamiento contra Bashar al-Assad se ha convertido, además, ya en algo más amplio aún que la guerra política interna. Todos afirman que hay aquí “una guerra entre el régimen y el pueblo sirio”.

Pero junto a este elemento clave del mosaico surge otro muy relevante no sólo en el ámbito sirio interno, sino en el escenario regional en general: un enfrentamiento abierto dentro del islam, entre los sunitas y los chiítas y, por otra parte, un conflicto entre las distintas comunidades que componen la ciudadanía siria. El elemento religioso que excede las fronteras de Siria se manifiesta en las alianzas que constituyen los dos grandes bandos en la guerra actual.

El régimen está identificado con la comunidad alauita de Siria, que a pesar de ser una minoría en el país (aproximadamente el 12% de la población), llegó al poder en 1970 cuando uno de sus miembros, el entonces general de la Fuerza Aérea, Hafez al-Assad (el padre del actual presidente Bashar), llevó a cabo un golpe de Estado que cambió ante todo el liderazgo del partido Baath, proclamándose meses después presidente de Siria.

Si bien el gobierno de los Assad fue desde un comienzo de carácter totalmente secular, en el mosaico de las fuerzas regionales la vinculación más natural era con los musulmanes chiítas. Se considera que los alauitas se escindieron alrededor del siglo XI del chiísmo, con el que comparten varias creencias. Esto, sumado al elemento central de los intereses políticos en la región, llevó a una alianza clave en la zona —que precedió en mucho a la guerra actual en Siria— entre Bashar al-Assad y la República Islámica de Irán, junto a su “proxy”, la milicia chiíta y pro iraní libanesa Hezbolá.

Frente a ellos, la oposición está compuesta primordialmente por sunitas, que son el 75% de la población siria, una amplia mayoría discriminada abiertamente por el régimen alauita.

Una oposición no uniforme

Pero la oposición tampoco es uniforme; por un lado está el Ejército de Siria Libre, que no tiene carácter religioso, y por el otro están los islamistas radicales identificados con Al-Qaeda —muy especialmente el nefastamente conocido Jabhat el-Nusra— que incluso impone la “sharia” islámica en las zonas que conquista.

Los rebeldes sunitas reciben ayuda de Arabia Saudita y Qatar, las fuerzas principales en la región que tratan de contrarrestar a Irán. Inclusive ayudan con dinero y armas a los grupos islamistas, lo cual ha llevado a Riyad a chocar con su “aliado” Estados Unidos. “Esto es una guerra entre sunitas y chiítas”, es una de las afirmaciones de refugiados sirios, sunitas, en territorio turco. “Basta con ver los dos lados... Bashar con Irán y Hezbolá por un lado y, del otro, los rebeldes como nosotros y Arabia Saudita”.



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