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Gran tarea, destruir armas químicas sirias

Jana Beris Corresponsal| El Universal
Sábado 28 de septiembre de 2013
Gran tarea, destruir armas qumicas sirias

DESTRUCCIÓN. Civiles inspeccionan un sitio que, según activistas, fue atacado por fuerzas leales al régimen de Bashar al-Assad, en la localidad de Deir al-Zor. (Foto: KHALIL ASHAWI REUTERS )

El hecho de que el país árabe esté en guerra añade dificultades

JERUSALÉN.— Los inspectores de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPCW, por sus siglas en inglés), tienen ante sí un gran desafío. Al aprobarse su mandato para implementar el plan de destrucción de las armas químicas que obran en poder de Siria, deberán emprender un trabajo nada sencillo: destruir uno de los arsenales químicos más grandes del mundo, sin duda el mayor y peligroso de Medio Oriente, según afirma expertos en la materia desde hace años.

Siria tiene en su poder aproximadamente mil toneladas de sustancias químicas de variados tipos (gas mostaza, sarín y gas nervioso VX), algunas de ellas ya utilizadas, otras convertidas en armas prontas para ser usadas (colocadas, ya en la combinación letal, en proyectiles de artillería, bombas y misiles balísticos) y la mayoría almacenadas en distintas instalaciones en todo el país.

Hace pocas semanas, el Instituto de Investigación Antiterrorista del Instituto Interdisciplinario de Hertzlia en Israel, publicó un detallado informe sobre el arsenal químico sirio, que para el presidente Bashar al-Assad —así como lo era para su padre, que le antecedió, Hafez al-Assad— constituyó siempre un arma de gran valor estratégico. El enfoque central del informe en cuestión, más allá de la explicación acerca del trasfondo del arsenal y su dimensión, es destacar el peligro que supone que las armas químicas peligrosas, que lo son tales ya hoy en manos de Assad, puedan convertirse en más peligrosas aún si caen en manos de algunos de los tipos de rebeldes que se levantaron contra Assad o en manos del estrecho aliado de Siria, Hezbolá.

Según el informe en cuestión, desde los años 80 del siglo pasado, el régimen sirio ha estado almacenando sustancias químicas letales en 50 localidades en distintas partes del país, más que nada en la parte norte, cerca de la frontera con Turquía. De centros de producción de sarín y VX en cinco sitios diferentes (Al-Safir, Homs, Latakia, Hama y Palmyra), se los traslada a depósitos en Al Furqus, Dumayr, Khan Abu Shamat y el Centro Sirio de Estudios Científicos e Investigación en Damasco.

En este último, según algunos informes de Inteligencia, el régimen de Al-Assad tiene también armas biológicas. Una gran complicación en la materia es que no respecto a todas las sustancias hay plena certeza acerca de quién las controla. Diferentes informaciones no confirmadas totalmente, sostienen que los insurgentes también tienen algo de armas químicas y que inclusive las han utilizado. El hecho de que Siria está en guerra y que el régimen combate contra distintas fuerzas rebeldes, es una de las complicaciones en el trabajo de destrucción del arsenal químico, no sólo por lo que siempre supone una zona en la que persisten los combates, sino porque siempre existe el riesgo de que tal o cual sitio “pase de manos”.

Al abordarse en la práctica la etapa de destrucción de las sustancias químicas, lo más peligroso son aquellas que ya están “armadas”, o sea colocadas prontas para ser utilizadas, por ejemplo en proyectiles apropiados. Otras -—según fuentes de inteligencia norteamericana— están almacenadas con el sistema conocido como “binario”, o sea por separado, no ya combinadas como se requiere para su uso letal.



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