MADRID.— Había una gran expectación ante la comparecencia, ayer en el Congreso de los Diputados, de Mariano Rajoy, presidente del gobierno español, para explicar la financiación irregular que durante 20 años llevó a cabo el ex tesorero del Partido Popular (PP), Luis Bárcenas, actualmente en prisión y quien durante décadas pagó sobresueldos de manera ilegal a miembros de la cúpula del PP, incluyendo a Rajoy.

Sin embargo, el mandatario español defraudó.

Tanto durante su discurso como en el turno de réplica, Rajoy se limitó a negar cualquier financiación irregular, se definió como una persona “recta y honrada que no ha venido a la política a enriquecerse” y anunció que no dimitirá ni convocará a elecciones anticipadas, como le pidieron cinco voceros de grupos parlamentarios.

Sobre Bárcenas, se limitó a decir que se equivocó “al mantener la confianza en alguien que no la merecía”, pero no explicó por qué siguió en contacto con él después de que se le descubrieran 40 millones de euros en cuentas corrientes en Suiza. Tampoco dijo por qué le envió mensajes de ánimo y le pidió que fuera “fuerte” después de que fue imputado, ni explicó nada sobre las donaciones al PP de importantes empresarios que aparecen en la contabilidad del partido aportada al juez, ni sobre el trato de favor dispensado a Bárcenas, que disfrutó de un sueldo mensual, despacho en la sede del PP, secretaria, coche oficial y abogados pagados por el PP hasta enero.

“Todos los españoles sabían que Bárcenas era un evasor fiscal y el presidente del gobierno le seguía mandando afectuosos mensajes de ánimo”, dijo en su turno el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, del Partido Socialista Obrero Español. Rajoy se defendió diciendo que si siguió manteniendo contacto con Bárcenas es “porque un imputado no es un condenado”.

“Está haciendo daño a España, le pido que se marche”, insistió Rubalcaba. Los dirigentes de Izquierda Unida (IU) Izquierda Plural, el Grupo Mixto, UPyD (Unión Progreso y Democracia) y la Chunta Aragonesista (CHA) también reclamaron la dimisión de Rajoy, quien tras meses de negarse a dar explicaciones, por toda respuesta dijo que “ni voy a dimitir ni voy a convocar elecciones legislativas. No me voy a declarar culpable porque no lo soy”.