BEIRUT (Agencias).— Un doble atentado suicida junto a la embajada de Irán en la capital de Líbano, Beirut, causó ayer la muerte de 24 personas, entre ellas un empleado de la legación diplomática, informaron el embajador iraní y fuentes del gobierno.

El Ministerio de Salud indicó que al menos 146 personas resultaron heridas en la localidad de Al Yanah, en la periferia sur de Beirut, controlada por la milicia chiíta de Hezbolá.

Entre los muertos hay tres iraníes: el agregado cultural de la embajada, Ibrahim Ansari, y dos empleados del canal de televisión iraní Al Alam. De acuerdo con el ministro de Salud, Ali Hassan al Jalil, se teme que la cifra de muertos aumente, ya que varios heridos están en estado crítico.

Varios medios libaneses mencionaron a las brigadas Abdullah Azzam, vinculadas a la red terrorista Al-Qaeda, como las responsables del doble atentado. En un escrito en nombre del grupo en el que asumen la autoría del ataque, se señala como justificación la participación de Hezbolá en la guerra civil siria. A través de Twitter amenazaron con más atentados si la milicia chiíta no se retira de inmediato de Siria.

Un vigilante de la embajada, que salió ileso del ataque, dijo que el primer terrorista suicida se hizo volar por los aires en una motocicleta no lejos de la legación iraní.

El segundo llegó con un todoterreno en el que dentro estaba escondida la bomba. La detonó poco después de la primera explosión, causando numerosos daños en edificios colindantes.

La cúpula en Teherán acusó a Israel de estar detrás del doble atentado suicida. “Condenamos este acto inhumano y responsabilizamos a los sionistas (Israel) y sus soldados de este irresponsable hecho”, dijo en la capital iraní la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Marsieh Afjam, informó la agencia de noticias iraní Fars.

El embajador iraní en Beirut, Ghadhanfar Rokon Abadi, no resultó herido en el atentado. “Este tipo de operativos terroristas no apartarán a Irán de su camino”, aseguró.

El jefe de gobierno libanés en funciones, Nadyib Mikati, dijo que no es aceptable que alguien intente “convertir el Líbano en escenario para enviar mensajes políticos en una u otra dirección”.

Los atentados del martes ocurrieron en la víspera de nuevas negociaciones entre potencias mundiales e Irán en torno al polémico programa nuclear de la república islámica. Las partes estuvieron cerca de lograr un acuerdo interino en conversaciones realizadas este mismo mes.

También coinciden con el hecho de que las fuerzas del presidente sirio Bashar al-Assad extienden su dominio militar en el país, en vísperas de las negociaciones de paz que Naciones Unidas espera se realicen a mediados de diciembre y en las que Irán se declaró listo para participar.

Irán, un país chiíta, ha apoyado la lucha del presidente sirio Bashar al-Assad contra los rebeldes sunitas, que están respaldados por potencias sunitas como Arabia Saudita y Qatar.

Grupos rebeldes sirios, algunos vinculados a Al-Qaeda, han amenazado con llevar su batalla de Siria a Líbano en respuesta a la participación militar de Irán y su aliado Hezbolá, junto a las fuerzas de Al-Assad.

El régimen de Al-Assad condenó el ataque y apuntó que este tipo de acciones refleja la implicación de quienes instan al terrorismo, lo preservan y lo financian en la región. El gobierno dijo además que “el terrorismo que golpea Siria, Líbano e Irak huele a petrodólares”, en referencia a Arabia Saudita y otros países del golfo Pérsico que apoyan a los rebeldes sirios.

A través de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), el gobierno mexicano manifestó “su más enérgica condena” al atentado.

El secretario estadounidense de Estado, John Kerry, también condenó el “despreciable” e “injustificable” acto terrorista y pidió la cooperación de todas las partes en la búsqueda de los responsables. Condenas similares hicieron el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y otros gobiernos.