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El liderazgo presidencial en juego

J. Jaime Hernández / Corresponsal| El Universal
Miércoles 04 de septiembre de 2013
El liderazgo presidencial en juego

ARGUMENTACIÓN. El presidente estadounidense, Barack Obama, con los líderes republicanos y demócratas del Congreso en la Casa Blanca, ayer. (Foto: EFE )

La Unión Americana muestra hoy una fuerte división sobre si intervenir o no

WASHINGTON.— El senador republicano y ex candidato a la presidencia estadounidense, John McCain, no se ha cansado de repetirlo: “Lo que está en juego en Siria no sólo es el liderazgo del presidente (Barack) Obama, sino el de Estados Unidos” ante todo el mundo.

“Las consecuencias de no actuar serían catastróficas”, ha advertido quien, por ironías del destino, se ha convertido en poderoso aliado del hombre que le arrebató su última oportunidad de alcanzar la presidencia en 2008.

Desde una posición diametralmente opuesta, el congresista demócrata por Minnessota, Rick Nolan, ha acusado al presidente de sufrir de “amnesia histórica” ante su evidente incapacidad para relacionar a Siria con el fiasco militar de EU en Vietnam. “Es una estupidez querer arrastrar a Estados Unidos a una guerra civil en Siria”, aseguró Nolan, quien prometió votar y hacer campaña en contra de una resolución a favor de la intervención militar.

En un ambiente de creciente disputa, el influyente senador republicano, Lindsay Graham, no ha querido quedarse atrás.

“Estados Unidos necesita golpear y muy duro al régimen de Bashar al-Assad para borrarlo del mapa. Necesitamos una intervención que modifique definitivamente la correlación de fuerzas sobre el campo de batalla”, consideró.

Entre tirios y troyanos, el presidente Obama no oculta sus propias dudas. Su cuenta regresiva para intervenir militar en Siria se ha visto afectada por un rosario de amenazas y renuncias; soflamas bélicas y líneas rojas, con intermitentes llamadas a la conciliación; de encendidas promesas de solidaridad de sus viejos compañeros de armas en Londres que, acto seguido, se han visto sofocadas por votaciones de censura en el Parlamento.

Las dudas de Obama se han convertido en la mejor coartada para un enemigo como Al-Assad, quien ha conseguido ponerlo ante la que quizá sea la más difícil decisión de su presidencia.

Es lo malo de que un premio Nobel de la Paz como Barack Obama te amenace con una intervención militar. Los dictadores y déspotas difícilmente te toman en serio, parecen coincidir todos ellos.

En medio de un continuo estira y afloja que se ha trasladado al Congreso, la anunciada intervención prometida por Obama en Siria enfrenta serios problemas en el Capitolio, donde las probabilidades de alcanzar un apoyo son del 50%, según cálculos del senador republicano por Kentucky, Rand Paul.

“Muchos consideramos que una intervención sólo añadirá más violencia y miseria”, señaló Paul, quien ya ha adelantado su voto en contra.

El presidente ha pedido ayuda a los halcones del Partido Republicano, quienes han accedido a ayudarle, sin desaprovechar la oportunidad para criticarle. “Por eso las operaciones militares de Israel siempre son exitosas. Su gobierno jamás avisa o consulta públicamente sobre sus planes de ataque”, aseguró Lindsay Graham, al lamentar que Obama haya decidido frenar la maquinaria de una intervención que se creía inminente para permitir al régimen de Al-Assad adelantarse a los movimientos de EU.

Cambio de opinión

En 2007, cuando aún era candidato a la presidencia, Obama aseguró durante una entrevista con el periódico The Boston Globe que “el presidente de Estados Unidos no tenía la autoridad constitucional para ordenar, unilateralmente, una intervención militar”.

Seis años más tarde, ya como presidente, Obama se ha tenido que tragar esas palabras mientras protagoniza una frenética campaña para recabar el apoyo del Congreso a favor de una arriesgada intervención contra el régimen sirio.

“El error de cálculo que ha cometido el presidente en Siria es potencialmente devastador. Y no sólo porque le afectará a Obama, sino a la credibilidad de EU en el mundo”, consideró David Gergen, analista político y asesor de varios presidentes demócratas y republicanos.

A decir de analistas, la intervención de EU en Siria tendría que ser, necesariamente, de carácter no limitado si es que Obama desea modificar realmente la correlación de fuerzas en el campo de batalla para evitar que Al-Assad siga en el poder; para que la guerra civil no se eternice décadas y para evitar que la amenaza de fuerzas extremistas como Hezbolá o Al-Qaeda, que se han hecho fuertes al lado de Al-Assad, amenacen a países vecinos como Israel, Jordania, Turquía e Irak.

En este escenario de intervención no limitada, Kenneth Pollack, analista del Brookings Institution, calcula que EU se vería obligado a desplegar, al menos, 200 mil soldados e invertir miles de millones de dólares.

“Sería muy costoso. Y hoy sabemos que dos de cada tres ciudadanos están en contra de una nueva intervención, tras las experiencias en Irak y Afganistán”, añadió Pollack en alusión a las muchas reservas que tanto Obama como sus aliados en el Congreso deberán enfrentar para conseguir una resolución de intervención favorable.

“Si no vamos a hacerlo bien, es mejor que nos quedemos en casa. Pero lo que también sería un grave error es ignorar que Estados Unidos se juega hoy mucho en Siria”, remató Pollack para sumarse a ese ejército de analistas, políticos y militares que por primera vez en mucho tiempo se enfrentan más divididos que nunca a una decisión, posiblemente de carácter existencial, para el futuro la política exterior de Estados Unidos en Medio Oriente y en todo el mundo.



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