EL CAIRO (AP y EFE).— El ministro del Interior de Egipto sobrevivió ayer a un atentado cuando un coche-bomba estalló al paso de su caravana en un vecindario en El Cairo, el primer intento de asesinato de un alto funcionario de gobierno desde el derrocamiento del presidente islamista del país hace dos meses.

El atentado contra Mohamed Ibrahim, quien está a cargo de las fuerzas policiales, contribuye a los temores de una posible ola de violencia en represalia por el golpe militar del 3 de julio al gobierno de Mohamed Mursi y la represión que se produjo después contra los islamistas.

La explosión hirió a por lo menos 22 policías y transeúntes, además de destruir tres vehículos de la caravana de Ibrahim, aunque él salió ileso. Funcionarios de seguridad dijeron que las investigaciones iniciales indicaban que la explosión fue provocada por un automóvil cargado con explosivos en el maletero. Hablaron a condición de mantenerse anónimos debido a que aún no concluye la investigación.

El atentado trae a la memoria los métodos que los milicianos islamistas han utilizado en la península del Sinaí en Egipto. El mes pasado, los milicianos trataron de lanzar un ataque suicida con un coche-bomba pero fueron abatidos por la policía antes de lograrlo.

La explosión también hace recordar el periodo de insurgencia islamista durante las décadas de 1980 y 1990 contra el régimen autocrático del ahora derrocado Hosni Mubarak. Por esos años, los milicianos lanzaron ataques contra varios funcionarios de alto rango, asesinaron al presidente del Parlamento y lanzaron atentados contra por lo menos cuatro sucesivos ministros del Interior, el último en 1993.

El propio Mubarak sobrevivió a un intento de asesinato en 1994, cuando los milicianos atacaron su caravana de vehículos en Addis Abeba, en Etiopía.

Algunos seguidores radicales de Mursi han amenazado públicamente con librar una campaña de asesinatos y de coches-bombas contra funcionarios del gobierno respaldado por los militares hasta que el ex presidente sea restablecido en su cargo.

Nadie se atribuyó de inmediato la responsabilidad del atentado de ayer. Ibrahim dijo que en el ataque hay implicados “elementos extranjeros y egipcios”, al tiempo que recordó que desde hace semanas advertía de que la situación en Egipto podía caer en el terrorismo.

La explosión causó la destrucción total de las fachadas de una tienda de ropa femenina y de una farmacia, así como de los cristales de locales y viviendas situadas en un radio de cincuenta metros del lugar del atentado.

La Coalición Antigolpe, que agrupa a la Hermandad Musulmana de Mursi y otras facciones islamistas aliadas, condenó el ataque, señalando que “está contra cualquier acto de violencia, aun cuando se trata de aquellos que cometieron crímenes contra la gente, porque deseamos que se respete la ley”.