Con Irán, los ojos bien abiertos
CONCILIADOR. El presidente Rouhani, después de hablar ante el Parlamento, en Teherán. (Foto: AP )
JERUSALÉN.— Hace muy pocas semanas, al firmarse un acuerdo entre Estados Unidos y Rusia para el desarme químico de Siria —que evitó un operativo militar contra territorio sirio—, el presidente Barack Obama advirtió que Teherán cometería un error si interpretara ese desenlace como una señal de que él no está dispuesto a actuar militarmente cuando es necesario. Obama dejó en claro que “Irán es otra cosa” y que los intereses de su país en ese tema, por el programa nuclear iraní, son mucho mayores.
Esa advertencia sigue al parecer vigente, pero no quita que Obama siga convencido de que cuando puede haber una salida diplomática que haga innecesario recurrir a la fuerza, hay que intentarla. Y si el nuevo presidente de Irán Hassan Rouhani proclama y recalca que es posible hallar una solución pacífica a las diferencias, no será Obama quien diga que no tiene sentido tratar de averiguar si está diciendo la verdad.
Sin embargo, el presidente de Estados Unidos asegura tener los “ojos bien abiertos” para no dejarse encandilar.
Las sonrisas, la llamada telefónica entre Obama y Rouhani, los tweets de Rouhani, todo eso sin duda fue histórico. Al fin y al cabo, hace más de 30 años que no había contactos entre ambos países a tan alto nivel. El diálogo, ha comenzado.
Pero no hay ningún acuerdo a la vuelta de la esquina.
Occidente comprende que han sido las sanciones impuestas a Irán las que le presionaron para intentar transar o al menos cambiar de tono. También sabe que según la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), el programa nuclear iraní tiene dimensiones militares preocupantes que hacen surgir diversas preguntas, a las que Irán, por ahora, no ha respondido.
Lo que determinará el desenlace del proceso en curso, serán los pasos que dé Teherán para convencer a Occidente en general de que su cambio es de fondo y no solamente de estilo.
En Israel hay preocupación. Si bien el primer ministro Benjamin Netanyahu aclaró en la ONU que “si el mundo no actúa para frenar a un Irán nuclear, nosotros lo haremos”, su opción primordial no es la guerra. El premier ha destacado la importancia de mantener las sanciones a fin de presionar a Irán, pero teme que Occidente se deje convencer por las sonrisas de Rouhani.
El objetivo de Irán es que se levanten o alivien significativamente, lo más pronto posible, las sanciones que Occidente le ha impuesto por su programa nuclear. Según el analista israelí Ron Ben Yshai, del portal YNET, es por eso que el líder máximo de Irán, ayatola Ali Khamenei, permitió a Rouhani lanzar una ofensiva diplomática de tono moderado. La intención de Rouhani, sostiene, es evitar que comiencen en Irán disturbios de gran magnitud, como los vividos en diferentes países de la región.
Para Obama, estima el analista, también es urgente llegar a un acuerdo con Irán por la vía diplomática, antes de que Netanyahu decida que su única alternativa es atacar las instalaciones nucleares de Irán en un operativo militar.
El problema es que al destacar que Israel no descarta actuar solo contra el programa nuclear de Irán si éste continúa avanzando, Netanyahu está convirtiendo el problema en una ecuación entre Irán e Israel, en vez de destacar que la amenaza es al mundo en general… y así, dirán algunos, que se las arregle solo Israel.