BRASILIA (Agencias).— Brasil, que tiene en marcha una campaña contra el espionaje electrónico de Estados Unidos, alegó ayer las mismas razones de seguridad nacional para justificar a sus propios espías, después de que el diario Folha de Sao Paulo revelara que Brasil vigiló a diplomáticos de Rusia, Irán e Iraq, durante el primer gobierno de Luis Inacio Lula da Silva.

Según el matutino, la Agencia Brasileña de Inteligencia (ABIN) espió las actividades de diplomáticos de esos tres países en Brasilia, tanto en sus embajadas como en sus propias residencias. El periódico dijo haber obtenido la información en documentos oficiales a los que tuvo acceso, los cuales no aclaran totalmente los métodos empleados, pero aseguran que los diplomáticos eran “seguidos” y “fotografiados” por agentes brasileños.

El informe indica que diplomáticos rusos involucrados en negociaciones de equipos militares fueron fotografiados y seguidos en sus viajes. “Lo mismo fue hecho con funcionarios de la embajada del Irán, que fueron vigilados para que la ABIN identificara sus contactos en Brasil. Los agentes siguieron a diplomáticos iraquíes a pie y en coche para fotografiarlos y registrar sus actividades en la embajada y en sus lugares de residencias, según el informe”, agrega el reportaje.

Esas operaciones, según los documentos, fueron realizadas entre 2003 y 2004, cuando el presidente del país era Luiz Inacio Lula da Silva, y afectaron también a Rosoboronexport, agencia estatal rusa dedicada al comercio de productos del área de defensa.

Los documentos fueron obtenidos por el diario en momentos en que el gobierno brasileño encabeza una campaña en la ONU para limitar el espionaje electrónico y que se garantice la privacidad de los usuarios de internet.

El gobierno brasileño evitó hacer comentarios sobre el espionaje a diplomáticos, pero en una nota oficial divulgada ayer por la presidencia se afirma que los datos se refieren a “operaciones de contra-inteligencia” realizadas por la ABIN, que “obedecieron a la legislación brasileña de protección de los intereses nacionales”. El comunicado también señala que, como el diario no le suministró al gobierno copias de los documentos, no es posible “validar su autenticidad”.

Añade que las actividades de la ABIN están previstas en la legislación y persiguen “la defensa del Estado democrático de derecho, la sociedad y la soberanía nacional”.

Irán contra responsables

La nota también advierte que la filtración de informes clasificados como secretos constituye un delito y que el gobierno, sin violar las debidas garantías de la libertad de prensa, procesará a los responsables por la entrega de los documentos.

Ayer mismo, congresistas pidieron que los ministros José Eduardo Cardozo (Justicia), Luiz Alberto Figueiredo (Relaciones Exteriores) y José Elito (Gabinete de Seguridad Institucional) expliquen al Legislativo el alcance del espionaje de la ABIN. Asimismo, demandaron que se refiera al hecho el director general de la ABIN, Wison Trezza.

Una fuente del gobierno dijo a la agencia EFE que “por el momento” no habrá más comentarios sobre el caso, aunque lo diferenció de las actividades atribuidas a los servicios de EU, que “han espiado a jefes de Estado y empresas” y “no sólo en Brasil, sino del mundo”, afirmó. En las embajadas de Rusia, Irán e Iraq en Brasilia tampoco comentaron el tema.

Folha de Sao Paulo aclara que las operaciones reveladas son “modestas, y ni de lejos pueden ser comparadas con la complejidad de la estructura armada por la Agencia de Seguridad Nacional de EU”. El documento demuestra que, pese a lo que puede sugerir la retórica de Rousseff, “el gobierno brasileño tampoco duda en movilizar su brazo de espionaje contra otros países cuando identifica amenazas a los intereses brasileños”.

Un plan del gobierno para blindar a Brasil del supuesto espionaje estadounidense forzando a las empresas de Internet a almacenar en el país los datos de los usuarios locales está encontrando una creciente oposición en el Congreso, dijeron ayer políticos.