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Entrevista."Una paz mal hecha es peor que una guerra"

Javier Méndez Araya El Mercurio| El Universal
Miércoles 06 de noviembre de 2013
<b>Entrevista.</b>

OPINIÓN. El país lo que necesita es un cese bilateral de fuegos... urge sobre todo un cese el fuego a la hostilidad neoliberal del gobierno”. (Foto: ARCHIVO REUTERS )

Iván Márquez, jefe negociador de las FARC con el gobierno colombiano

SANTIAGO.— “Una paz mal hecha, firmada a las carreras, puede arrojar resultados peores que una guerra. Así que al propósito superior de la paz debemos dedicarle todo el tiempo que requiera, que para el caso de Colombia no será de años interminables”, dice Luciano Marín Arango, alias Iván Márquez, miembro del Secretariado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y jefe negociador de la guerrilla en el proceso de paz con el gobierno de Juan Manuel Santos en Cuba.

El próximo día 19, el proceso cumplirá su primer año, con resultados más pobres que los previstos, y el presidente está bajo presión por mostrar logros tangibles, ya que este mismo mes deberá decidir si va a la reelección. Mientras tanto, la fuerza uribista Centro Democrático ya eligió a su candidato presidencial para los comicios de mayo de 2014, Óscar Iván Zuluaga, quien dijo que “hay que terminar ya con el diálogo de paz”.

En diálogo telefónico, Iván Márquez, comandante del Bloque Caribe y acusado por las autoridades de ser el gestor de las políticas para la producción y distribución de droga a cambio de armamentos, municiones y dinero, se refirió a las negociaciones.

A casi a un año del inicio de los diálogos, sólo se han tratado dos de los seis puntos en la agenda. ¿No considera que esto es un avance muy modesto?

Efectivamente, hemos avanzado en la construcción de acuerdos parciales en torno a temas como política de desarrollo agrario integral y participación política y, paralelamente, hemos intercambiado visiones sobre los restantes puntos de la agenda, lo cual nos coloca en una posición muy favorable a la hora de abordar la discusión de temáticas fundamentales y decisivas para la paz de Colombia.

Ya hoy no podemos hablar de avances modestos. En Oslo, al instalarse la mesa, advertimos que éste no era un proceso contrarreloj, que una paz estable y duradera requiere bases sólidas para su edificación. Una paz mal hecha, firmada a las carreras, puede arrojar resultados peores que una guerra. Así que al propósito superior de la paz debemos dedicarle todo el tiempo que requiera, que, para el caso de Colombia, no será de años interminables.

La anterior ronda de negociaciones sobre la participación política de las FARC terminó sin acuerdo, y ni siquiera hubo una declaración conjunta

El que no se hubiera producido una declaración conjunta no significa que no haya habido acuerdos. Pero debe entenderse que la participación política es uno de los temas cruciales... No se trata solamente de generar un medio ambiente confiable para el paso de la guerrilla a la actividad política legal, sino de establecer garantías precisas para la oposición política de los movimientos y organizaciones sociales, tan duramente golpeadas por concepciones como la de la doctrina de la seguridad nacional, por el paramilitarismo de Estado y por múltiples prácticas violatorias de los derechos humanos.

Estas medidas necesitan complementarse con la reforma política, la transformación del sistema electoral de una institución desprestigiada por el fraude, la corrupción, la venta de curules, a un ente que genere confianza en la ciudadanía. Urgen también cambios estructurales en la rama jurisdiccional del poder, la cual debe recuperar su independencia frente al Ejecutivo y al Legislativo y los influjos de los ex presidentes. Urge depurar la rama de jueces y magistrados vinculados con las mafias, buscar que los magistrados sean escogidos por votación popular y por mérito, y no como cuotas de partidos, congresistas, presidentes o ex presidentes. Son temas que hemos colocado sobre la mesa y que no se pueden resolver de un plumazo.

El gobierno ha urgido a las FARC a actuar con mayor celeridad en el proceso. ¿Están las FARC en condiciones de hacer un esfuerzo para que el diálogo termine en noviembre, como era la idea del presidente?

Esa exigencia no se corresponde con el tiempo que el gobierno emplea para reflexionar y responder sobre el conjunto de las propuestas que hemos puesto sobre la mesa. Si no se ha avanzado más, la responsabilidad no se puede atribuir a una sola de las partes; eso sí es confundir. Este proceso no puede marchar acicateado por los tiempos legislativos o los tiempos electorales.

¿Están dispuestas las FARC a un cese unilateral del fuego entre diciembre y mayo con el fin de facilitar el diálogo y las elecciones?

El país lo que necesita es un cese bilateral de fuegos... La voluntad política de las FARC ya se ha expresado antes en la declaración del cese unilateral de fuego entre diciembre y enero pasados; pero está visto que eso no basta. Se requiere el compromiso de ambas partes, como un gesto que sólo dé ventajas a la población. Pero acompañado de esto urge sobre todo un cese el fuego a la hostilidad neoliberal del gobierno contra las mayorías empobrecidas.

Si hay acuerdo de paz, ¿veríamos a las FARC entregando las armas?

Lo que la agenda plantea es dejar las armas como consecuencia de la implementación de los acuerdos. Los procedimientos, tiempos y mecanismos estarían por definirse.



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