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"Un auténtico modelo de político"

Ana Anabitarte / Enviada| El Universal
Martes 10 de diciembre de 2013

ADMIRADOR. El padre Calvera lleva más de 30 años viviendo en Sudáfrica y evoca cómo conoció al fallecido premio Nobel de la Paz. (Foto: ESPECIAL EL UNIVERSAL )

El ex presidente sudafricano se supo rodear de gente honesta, dice misionero

PRETORIA, Sudáfrica.— El padre Jaime Calvera conoció a Nelson Mandela en 1990, unos días después de que saliera de la cárcel y dos años antes de que se convirtiera en el primer presidente de raza negra del país en las primeras elecciones libres que se celebraban en Sudáfrica.

“Un día nos convocó a un grupo de líderes religiosos cerca de Johannesburgo, donde yo vivía, y allí lo conocí. Éramos unos 50 y lo primero que me sorprendió de él fue su fuerza y su energía”, relata en entrevista con EL UNIVERSAL.

“Tenía 76 años. Hacía pocos días que había dejado la cárcel después de 27 años, pero estaba joven y fuerte. Me sorprendió cómo nos habló. En algunos momentos nos retaba diciendo: y vosotros qué piensan, qué dicen, nos preguntaba todo el rato lo que pensábamos, nos cuestionaba. Me causó una impresión muy positiva. Sabía perfectamente el modelo de Sudáfrica que quería para el futuro. Había pasado miles de horas en la cárcel pensando en ello. Era un auténtico modelo de político, un hombre con las ideas muy claras, algo que nos falta mucho hoy en día”, asegura.

Calvera, que lleva más de 30 años viviendo en Sudáfrica en un barrio donde el único blanco es él, recuerda perfectamente el día que Mandela salió en libertad. “En la misión teníamos la única televisión que había en la zona así que desde muy temprano por la mañana empezó a llegar gente y a preguntarme si les dejaba pasar. Padre, me decían, queremos ver la cara que tiene Tata Madiba después de 27 años preso. No sabemos cómo está y queremos ver su cara. Al poco rato me di cuenta de que la pequeña habitación estaba abarrotada de gente. Les había dejado pasar a todos porque pensé que era un momento histórico que tenían que ver, que no podían perderse. Y desde las 9 de la mañana hasta las 12 en que salió, nadie se levantó”, recuerda.

El propio sacerdote católico nacido en Barcelona nunca olvidará el momento en que Mandela salió de prisión agarrado de la mano de su ex mujer Winnie, con el puño en alto y lanzando sonrisas y saludos. “Fue un momento muy emotivo que recordaré siempre. Nos pusimos a aplaudir porque te hacía estremecer el pensar que había aguantado 27 años en la cárcel sólo por un ideal”, explica.

“En los últimos años les habían ofrecido de todo a cambio de su libertad, pero él se había negado hasta lograr el fin del apartheid, hasta tener la seguridad de que en Sudáfrica habría libertad”, añade. “Nunca olvidaré su imagen en el estadio de Johannesburgo, cuando muy enérgico dijo aquella famosa frase de: “que lo que hemos vivido nunca vuelva a ocurrir. Never, never, never again (nunca, nunca, nunca otra vez)”

A Calvera también le sorprendió la imagen de Mandela. “En los años que estuvo preso no se publicó ninguna foto de él. Se publicaron en la prensa simulaciones de cómo sería físicamente. Así que cuando lo vimos hecho un anciano fue una impresión para todos. Fue un momento muy duro, aunque muy feliz”.

Cuatro años después de su puesta en libertad, Mandela fue elegido presidente de Sudáfrica. “Se supo rodear de políticos bastante honestos, muy bien preparados intelectualmente, algunos de ellos se habían preparado en el exilio, otros en universidades de categoría y otros se habían formado en las cárceles y eso les había dejado unas ansias enormes de libertad”, asegura.

“Y todos ellos y trajeron principios políticos y morales buenos y crearon una Constitución y unas bases democráticas que después de alguna forma se han perdido. Aunque por lo menos ahí queda su talante y su categoría humana”, añade el párroco.

En cuanto a los retos que enfrenta el país tras la muerte de Mandela, Calvera lo tiene claro. “Hay que seguir lo que él empezó y lograr una Sudáfrica mejor. En el país todavía hay mucha pobreza y muchas desigualdades entre blancos y negros (80% de la población), la tasa de violencia es enorme (es uno de los países más inseguros del mundo), también hay mucha corrupción, mucho desempleo y mucha violencia sexual. Es cierto lo que denuncian diversas ONG de que una niña sudafricana tiene más probabilidades de ser violada que de aprender a leer”, concluye.



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