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A diferencia de su padre, el actual líder de Corea del Norte Kim Jong- un es impredecible e innecesariamente agresivo en su programa nuclear, dijo ayer en conferencia de prensa en la Ciudad de México Yeo Seung-bae, director General Adjunto de la Oficina para Asuntos Nucleares de Corea del Norte del ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Corea. Sin embargo, declinó revelar qué tan avanzado está realmente el país comunista en su meta de poseer misiles nucleares. “Es información confidencial”, dijo.

Corea del Norte ha realizado tres pruebas nucleares: en 2006, en 2009 y en febrero de este año. En 2012 incorporó en su Constitución que una de sus metas sería crear un Estado con poder nuclear. En abril de 2013 reinició operaciones de su reactor en Yongbyon, el cual había sido deshabilitado en 2007 como parte de las pláticas de paz y que cuenta con capacidad para producir plutonio para su programa armamentista.

Pese a la escalada en el discurso bélico, Corea del Sur no pierde la esperanza de negociar la paz con su vecino, dice el representante de ministerio de Relaciones Exteriores: “En otros ámbitos las provocaciones han disminuido. Por ejemplo, cada año Corea del Sur y Estados Unidos hacen prácticas militares conjuntas cerca de la península. En años anteriores Norcorea ha condenado hasta 260 veces ese ejercicio, pero este año sólo lo ha hecho en cuatro ocasiones”. El gobierno de Corea del Sur cree que la intención real detrás de las amenazas del joven dirigente es consolidarse internamente al mostrar agresividad hacia las potencias occidentales y así crear, además, circunstancias favorables para el diálogo internacional.

La estrategia no es nueva. De hecho Yeo Seung-bae recuerda que la prioridad de la nueva presidenta de su país Park Geun-hye es romper el círculo vicioso de provocación-diálogo que ha habido con el régimen comunista en el presente siglo.

“No permitiremos una Corea del Norte nuclear y para ello debemos convencer al vecino de que seguir en ese camino no le traerá más beneficios”. La comunidad internacional debe ayudar a esa meta, añade el funcionario. Sin embargo, aclara que la asistencia humanitaria a personas vulnerables como niños y mujeres embarazadas seguirá fluyendo al empobrecido país sin importar los vaivenes políticos.

Kim Jong-un gobierna Corea del Norte desde el año 2011, cuando su padre Kim Jong-il murió tras 17 años como “líder supremo”. El funcionario de la cancillería surcoreana afirma que el nuevo dirigente es “joven e inexperto” —tiene apenas 29 años—, pero ha conseguido tomar las riendas heredadas por su padre y tener un régimen estable. “La transición ha concluido. Las dificultades económicas crónicas y el aislamiento internacional siguen. Simplemente hubo un cambio de estilo”, dice Yeo Seung-bae. El gobierno surcoreano calcula que existen 78 mil familiares coreanos separados entre los dos países —hermanos, padres e hijos— todos ellos en edad avanzada. “Somos parte de la paradoja asiática”, dice. “Hay un aumento la interdependencia económica de nuestros países y la prosperidad consecuente, pero los problemas políticos y militares parecen no tener fin”.