WASHINGTON.— Estados Unidos se recuperaba ayer gradualmente de una parálisis parcial, con el regreso de casi 800 mil empleados federales que recibieron la orden de reincorporarse, mientras los museos y monumentos que son el gran atractivo de esta ciudad volvían a recibir a los miles de visitantes que circulaban por las avenidas de una ciudad que retornaba a la normalidad.

En el día después de una crisis que estuvo a punto de dejar al país en bancarrota técnica, el presidente compareció en la Casa Blanca para ofrecer el retrato hablado de los culpables y de sus ruinosas estratagemas. “Han sido unas semanas de daño auto inflingido en las que no ha habido ganadores”, dijo el presidente al acusar a los miembros del Partido Republicano de una “crisis manufacturada” que no ha tenido ninguna “racionalidad económica” y sí muchas ganas de sacar ventajas políticas y electorales.

“Probablemente nada ha hecho más daño a la credibilidad de Estados Unidos en el mundo, a nuestra posición ante otros países, que el espectáculo de estas últimas semanas”, dijo Obama pocas horas después de que un acuerdo in extremis del Congreso permitió la reapertura del gobierno y elevar temporalmente el techo de la deuda.

Según el mandatario, el impasse que vivió el país estas últimas semanas “ha alentado a nuestros enemigos, envalentonado a nuestra competencia y deprimido a nuestros amigos que buscan en nosotros un liderazgo estable... Por eso, los estadounidenses están hartos de Washington”.

Miles de monumentos reabrieron sus puertas. El Departamento del Tesoro deberá compensar a estados como Nueva York, que tuvo que echar mano de créditos y préstamos privados para mantener abierta la Estatua de la Libertad.

Decenas de miles de trabajadores y funcionarios de la administración que habían sido separados temporalmente de su cargo, regresaron ayer a sus empleos. “Han sido dos semanas de suspenso. Pero, al fin, nos mandaron un correo ordenándonos presentarnos de nuevo al trabajo”, dijo Helen Mills, joven secretaria en las oficinas de administración en el Senado.

Sin embargo, el congresista republicano Tom Delay responsabilizó a Obama por la crisis. “El presidente nos está llevando a la ruina. Y senadores como Ted Cruz son unos héroes para nuestros electores”, dijo.