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Alaska en las rocas

Jesús Díaz/Enviado| El Universal
12:07Domingo 17 de mayo de 2015

En torno a Anchorage viven animales salvajes como alces y lobos. Foto: iStock Photo

Lisa Kelly es conocida por cruzar las carreteras de Alaska en Rutas Mortales, un programa de History Channel. Foto: Archivo El Universal

Las focas coexisten en pequeños grupos; la mayoría toma el sol, pero otras, las más jóvenes, nadan entre bloques de hielo que las mantienen al flote. Foto: iStock Photo

Los recorridos turísticos incluyen cruceros que se adentran en la zona de glaciares. Foto: iStock Photo

Las impactantes montañas nevadas siempre acompañan a los visitantes en carretera. Foto: iStock Photo

Los recorridos turísticos más populares durante la primavera suelen ser a los glaciares. (Foto: iStock Photo )

Abchorage es la puerta que libera esas emociones que en otras latitudes no puedes expresar. No hay nada más inspirador que sus enormes glaciares, paisajes y leyendas

berberber@hotmail.com.mx

ANCHORAGE, Alaska. - Se llora por muchos motivos: tristeza, desamor, emoción, felicidad. A veces se llora sin razón. Los esquimales creen que no siempre fue así, pues hubo una época en la que nadie derramaba llanto.

Cuenta la leyenda que cierto día, un padre de familia encontró un grupo de focas al que estaba dispuesto a cazar, pero que súbitamente desapareció quedando sólo una: la más expresiva. No tuvo fuerzas para matarla; ésta le rozó el pie y se adentró a las frías aguas provocándole un sentimiento que le oprimió el pecho; al regresar a casa, sin nada, el hombre notó que corría agua salada por sus mejillas...

Es fácil entender esa conexión que los esquimales han tenido milenariamente con la naturaleza cuando se está en el corazón de Alaska. Rodeado de tanta belleza, pinos vigorosos, montañas inacabables, animales en libertad, uno no puede evitar la emoción de sentirse vivo.

Anchorage, la ciudad sureña de Alaska no se ha dejado apabullar por la vida citadina de otras latitudes. El paisaje montañoso se impone ante calles ordenadas y pocos autos.
 
La ciudad alberga el 40% de la población de todo el estado y aun así no rebasa los 350 mil habitantes. Su vida es semiprovinciana.

Foto: iStock Photo

En mayo, Alaska tiene una noche corta, uno puede salir a las 11 pm con luz, pero eso no impide la vida "nocturna". El lugar posee un ambiente agradable; sus bares son apacibles, como Hunpy's Alehouse, concurrido por gente cordial, comida de mar exquisita y música en vivo, en especial rock y pop de los 90.

Si eres trasnochador, no te será fácil adaptarte a la idea de una noche con luz, en primavera el sol osa ocultarse pasada la medianoche en su totalidad y sólo lo hace unas cinco horas. Las calles vacías y el reloj son los únicos referentes que tienes para saber a qué hora hay que ir a la cama.

La mayoría de los turistas, en especial de Latinoamérica, no puede conciliar el sueño: uno lo corrobora cuando el sol se cuela por las cortinas. Sabes que afuera todo luce como las 6 de la tarde y sólo el cansancio extremo te noquea.

"La vida está allá afuera"
Lo más importante para los alasqueños está en su naturaleza y sus tradiciones, eso es visible en el Museo de Anchorage en el centro de la ciudad, el cual presume la rica y vasta historia de la región. Son cuatro pisos de exposiciones abarcan un apartado interactivo sobre ciencia para niños; dos niveles que dan cuenta de 11 grupos étnicos; una sala dedicada al arte contemporáneo y otra para muestras itinerantes. Alces disecados, vestimentas de piel de oso polar, ropas llenas de simbolismo y leyendas, muchas leyendas.


Foto: Alaska.org


"Definitivamente la vida de Alaska está allá afuera", nos dice Lisa Kelly, conocida por cruzar las carreteras de esa entidad en Rutas Mortales, un programa de History Channel.

Y tiene razón, las opciones son: desde vuelos en aeroplanos, cruceros para ver glaciares y caminatas en los mismos, rafting en el Río Kenai y encuentros con osos pardo o grizzly (se calcula que hay 250 viviendo de manera silvestre en torno a Anchorage) y animales salvajes como alces y lobos en los parques nacionales Russian Jack Springs Park y el Anchorage Coastal Wildlife Refuge.

Moles de hielo
Los recorridos turísticos más atractivos en primavera suelen ser a los glaciares e inician desde el Museo de Anchorage o desde varios hoteles. El camino más corto hacia los diferentes destinos puede ser de dos horas en carretera y el más largo, rumbo a la fría y deshabitada zona norte, de un día entero por la misma vía.

El de nosotros es de ocho horas en total, por carretera y ferry; nos dirigimos a los límites del sur. Las impactantes montañas nevadas, conjunto conocido como Chugach Mountains, siempre acompañan a los visitantes en carretera, además de lagos transparentes, águilas de cola blanca, un sol luminoso; pinos, pequeñas avalanchas de nieve que, con el derretimiento, llenan de blanco un camino de árboles que sortean cabras de montaña que se asoman detrás del Alaska Railroad, un tren que cruza hacia el oeste.

La ruta termina hasta topar con la montaña Maynard, una mole de hielo de mil 500 metros de altura que habría que rodear o escalar sino fuera por un túnel que la atraviesa, el Anton Anderson Memorial, creado en la Segunda Guerra Mundial para llegar a Whittier.

Frente a la nada, subimos a un crucero que se adentra una hora hacía la zona de glaciares en el lago Portage. A sólo 300 metros de esos temibles muros de hielo, es imposible no percibir la magia que los esquimales otorgaron a la naturaleza.


Foto: iStock Photo

Entre cascadas de agua pura, las aves asoman y revolotean por millares, con su trino hablan y la naturaleza responde, un silbido que hace armonía con el viento. Y justo cuando el pecho se oprime, las focas aparecen.

Luego de un difícil invierno, las focas coexisten en pequeños grupos, las hay de todos tamaños; la mayoría toma el sol, pero otras, las más jóvenes, nadan entre bloques de hielo que las mantienen al flote. Juguetean.

Estamos frente al Portage Glacier, el más imponente glaciar de todo el lago. Sus 9 mil metros ofrecen una vista irrepetible. Nos explican que el color azul en el hielo es un efecto visual. La luz blanca se descompone en varias longitudes, el hielo comprimido de los glaciares quita la onda roja, por lo que privilegia la azul. Pero los tecnicismos están de más; la mayoría se quita los lentes y deja las cámaras fotográficas a un lado.

La leyenda que inspiró a los esquimales se hace tangible. Ellos creían que la naturaleza provee a los seres humanos de emociones y sólo el contacto con ella los hace sensibles; incluso los animales, son ellos quienes eligen a las personas para compartir momentos o para ser cazados.

Se escucha el crujir del hielo, indicador de los albores de la primavera y un verano que será caluroso (el clima puede llegar a los 35° C, en contraste con los 13 grados bajo cero en invierno); también se manifiestan el sonido de las cascadas y pedacitos de hielo que caen en el navío.

Hay tiempo para aparcar en una pequeña isla. En tierra todos optan por arrojar piedras que difuminan la imagen de los glaciares en el espejo de agua. Es buen momento para reflexionar sobre los sentimientos. Si uno no fuera de la ciudad, en donde ciertas emociones son calculadas, dejaría brotar el llanto sin más; al fin, es un buen regalo de las focas.

Guía del viajero
Quién te lleva
Delta, Alaska Airlines y Continental. Desde 9 mil pesos. Tiempo estimado de vuelo redondo (con conexión): 10 horas.

Visado
Se requiere visa estadounidense.

Huso horario
Tres horas atrás de la Ciudad de México.

No te pierdas
El museo de Anchorage Con exposiciones contemporáneas y tradicionales. Además cuenta con una atractiva tienda de souvenirs. Costo: 17 dólares. Web: anchoragemuseum.org

A comer
Simon & Seafort's Es quizá el mejor de la ciudad. Ha ganado premios internacionales. Prueba el Chair-broiled Wild Alaska Salmon. Consumo aproximado por persona: 50 dólares. 420 L Street.

Anchorage Market and Festival, un mercado al aire libre en el que encontrarás de todo. Todos los domingos, de 10 a 18 horas.

Tours y actividades
Salmon Berry Tours
Visitas guiadas diarias a los glaciares y vida salvaje. Cuentan con servicio en español. Recorrido: Desde 200 dólares.

Kenai Fjords Tours
Para admirar la vida salvaje; también tienen cruceros. Web: kenaifjords.com
Recorrido: Desde 200 dólares.

Ghost Tours of Anchorage
Viaja en el tiempo y aprende de la historia y los misterios de Anchorage. Web: ghosttoursofanchorage.com

Hospedaje
Sheraton Anchorage. Con una vista espectacular, el hotel conserva la austeridad de la ciudad, privilegiando ambientes y espacios. Cuenta con restaurante, bar y spa. Además de un piso con amenidades para usuarios de SPG y gimnasio.
401 E 6th Avenue.
Costo: Desde 150 dólares la noche.

Para estar prevenido
La mejor temporada. Primavera y verano. El invierno tiene su momento álgido en enero y febrero, suele estar nublado y la temperatura promedio es de menos 15º C en las zonas del sur. Lo mejor inicia en marzo con la llegada de la primavera oscila entre los 14º C y menos
10º C. El esplendor se da en junio a agosto, cuando la temperatura alcanza los 35º C.

Alcohol y otras sustancias. Alaska es una de las pocas entidades que permite el uso de marihuana, pero su venta es ilegal (sólo se puede sembrar); tampoco se puede introducir o sacar. Siempre porta una identificación oficial porque por ley, no importa la edad que tengas o aparentes, se requiere para consumir alcohol.

Cómo vestir. Debes llevar ropa adecuada dependiendo de la fecha en que visites la ciudad y las actividades que realices. No exageres en el atuendo para frío si vas en verano o primavera, pero sí lleva chamarra regular, gorra, bufanda y guantes para los recorridos al exterior.

Bloqueador. Cualquiera que sea la temporada lleva bloqueador, pues la radiación UV es potente y el sol suele durar de las 6 a las 23 horas.

Cámara o celulares. Te recomendamos llevar un buen equipo, valdrá la pena. Si sólo quieres usar tu celular, el selfie stick cobra sentido como pocas veces.


SMGH

 



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