Comienza a sentirse un viento frío en la Huasteca potosina que anuncia la llegada de las almas que vienen a disfrutar del Xantolo o Fiesta de los Muertos. Los Huehues de San Martín Chalchicuatla han preparado ya sus trajes y las máscaras que han pasado de generación en generación. Sus bailes y juegos a lo largo de callejoneadas representan la lucha entre el bien y el mal, la dualidad de la vida y la muerte.

Durante los festejos los hombres del pueblo se disfrazan de mujeres y se unen al baile. Por las calles los puestos de antojitos abundan y se vende el jobito, una bebida local elaborada con licor de caña, piloncillo y frutas de la zona.

Huehues de San Martín .Foto: Archivo El Universal

La preparación para esta temporada es rigurosa, ya que los parientes que viven lejos regresan para celebrar a sus ancestros. Es incluso mucho más importante que la Navidad.
Nada se deja a la casualidad, requiere todo un ritual la colocación de las ofrendas, que son conocidas como "arcos". Participa toda la familia y cada elemento tiene un significado, por ejemplo, el arco simboliza la puerta al cielo por la que atraviesan las almas.

Además, se fabrican ollas, copaleros y otros elementos para servir alimentos; los visitantes del más allá los tienen que usar nuevos. Dependiendo del día, las ofrendas pueden incluir juguetes para los muertos niños, conocidas como chichiliques; sal para los no bautizados, y nunca falta agua, necesaria después del largo viaje.

Es típico de la región el zacahuil, un tamal gigante con cerdo, pollo y carne de res que puede alimentar a cientos de personas. La temporada termina a finales de noviembre, ya que se cree que las almas están todo el mes con sus familias.

Si viajas a San Luis Potosí durante los festejos, te tratarán muy bien, ya que los huastecos ven la hospitalidad como parte de la ofrenda a sus muertos. Pero cuidado, es mal visto que tomes algo de ella sin que te lo ofrezcan. Además, si participas en las danzas, la tradición dicta que debes hacerlo por siete años consecutivos más.  

CEGM