Por tren, a las mágicas Barrancas del Cobre

Cascada Basaseachi, cortina de agua que se desploma a 246 metros de altura. (Foto: Cortesía Turismo Chihuahua )
A bordo del Chepe
Uno de los principales símbolos de las Barrancas del Cobre es el Chepe, único tren de pasajeros en México que sigue operando y que a diario recorre una distancia de 652 kilómetros, dos veces por día, pasando a través del corazón de la Sierra Tarahumara.
El gusano de metal parte a las seis de la mañana desde la ciudad de Chihuahua con rumbo a Los Mochis, el destino final. En el trayecto se detiene en nueve principales atracciones de la sierra, como el Pueblo Mágico de Creel y el mirador de la Piedra Volada o Divisadero, donde se puede contemplar la grandeza de las barrancas.
La ruta pasar por 37 puentes y 86 túneles. El mejor trayecto para ver paisajes y atardeceres de ensueño es de Divisadero a El Fuerte, ya en el estado de Sinaloa.
El tren tiene dos clases: económica y express, que cuenta con un vagón restaurante-bar. Tarifa en primera clase: 2 mil 482 pesos, viaje sencillo. http://www.chepe.com.mx/
El parque de la aventura
El circuito de tirolesa más largo y más alto de México está dentro del Parque de Aventura Barrancas del Cobre. Este complejo se encuentra en el pueblo de Divisadero y es operado por rarámuris.
Ellos son los guías que te aseguran al arnés y te llevan al primer tiro de siete. El quinto es el cable más largo, mil 113 metros, que recorres a una velocidad promedio de 80 km/h. Los pies quedan colgando a 450 metros de altura.
Para imprimirle más adrenalina al asunto, se cruzan puentes colgantes que pasan por encima de la comunidad rarámuri de Bacajípare, al fondo de la barranca.
También tiene una vía ferrata para los que deseen escalar el filo de la montaña, un teleférico, un restaurante con mirador de cristal, un simulador de paracaídas y un mini golf. Costos: y horarios: http://www.chihuahua.gob.mx/turismoweb/
En las Barrancas del Cobre hay otras bellezas, como la cascada de Basaseachi (entrada: 50 pesos), una cortina de agua que se desploma a 246 metros de altura. Se localiza a dos horas en auto desde la estación del Chepe, Creel.
Batopilas, en la profundidad de un cañón
Dicen que aquí están los mejores paisajes de todas las Barrancas. Batopilas, a medio día de camino desde Creel, es el ejemplo puro de un Pueblo Mágico. La diminuta carretera que te lleva hasta el fondo de la barranca, donde está el corazón del pueblo, es una serpiente de curvas, guayabos, aguacates, tabachines, ceibas y montañas que parecen una alfombra verde y tersa.
Sus mejores atractivos son el mirador de La Bufa, la Hacienda de San Miguel, construida en puro ladrillo, al igual que la Misión del Santo Ángel de Satevó.
Para dormir está la Hacienda del Río (http://www.casamargaritacreel.com.mx/) con 14 habitaciones y recorridos por las cuevas donde viven los tarahumaras.
Queso, pizza y pay de manzana, al estilo menonita
Cuauhtémoc es la puerta de entrada a la Sierra Tarahumara, pero también es el gran productor de manzanas de Latinoamérica. El llamado "fruto prohibido" se recolecta en octubre, entonces el atractivo son los campos verdes con tintes amarillos, verdes y rojos.
En medio de los senderos que van formando los manzanos, se encuentran las manos rarámuris, especialistas en cosechar manzanas y en mostrar a los viajeros la destreza para hacerlo.
Ellos se dedican al cultivo de la avena, el trigo y el maíz. Pero su principal actividad es la producción artesanal de queso tipo Chester. Incluso, en el pueblo se venden pizzas de este queso con manzana, un ejemplo es el local La Sierra, supervisado por menonitas. El tamaño individual tiene un costo promedio de 50 pesos.
Para saber más hay que visitar el Museo y Centro Cultural Menonita (25 pesos), una ventana al pasado de esta comunidad, construida en la réplica de una casa tradicional y complementada con objetos traídos desde Rusia y Canadá.
En su pasado fue la veta platera más importante de México. El ruido no viene de los autos sino del canto de las aves y del viento que mueve los árboles; el ambiente es tan tranquilo que a las nueve de la noche no hay tienda abierta, ni lugar que venda cerveza.
Cerca de las huertas hay otra cultura por conocer, la menonita, que se asentó desde 1922.





