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El añejo romance de Horacio Casarín

José Ángel Parra Martínez/(Primera de dos partes)| El Universal
Domingo 26 de marzo de 2000
El aejo romance de Horacio Casarn

La rodilla, aún dañada, de aquel encuentro. (Foto: RENÉ ROZAINZ/EL Universal )


Bien dicen que un verdadero romance dura toda la vida... Ante la pareja hay que poner atención para escuchar la historia, pues el ánimo narrativo anda por ahí. Cuenta la dama, la mujer del futbolista: El encuentro con Horacio fue una gran casualidad. Ese mediodía el Necaxa había perdido el partido contra el Marte: estaba muy tristona por la derrota de mis Electricistas, era yo una chamaca de 15 años. Pues salgo del Parque España y me voy a caminar; y ocurre que me lo encuentro ahí, a Horacio, el delantero que admiraba, en la Alameda de Santa María. También él estaba triste porque su equipo había perdido. Caminó Horacio su cuadrita, yo la mía y nos encontramos. Fue el destino. Al mes nos hicimos novios...

Una bella sonrisa ilumina el rostro de doña María Elena King. Junto a ella está su esposo: Horacio Casarín por varias décadas auténtico ídolo del futbol mexicano, mudo, dormilón, tierno, amante...

Han transcurrido 58 años desde que se casaron. Hoy, en el sofá del hogar, ella vuelve, tomada del brazo de su hombre, el instante que marcó su primer lazo: Bueno, yo era muy aficionada al futbol. Mi papá era inglés y nos llevaba siempre a los parques. Yo estaba muy chica todavía, tendría 13 o 14 años cuando me volví necaxista. Conocía bien a los jugadores: Estrada, Aspiri... en fin. Pero de todos, al que más admiraba era Horacio.

La memoria se remonta a la época del campeón Necaxa en la temporada 1937-1938, cuando se coronaron frente al Asturias con marcador de 5-2 y Casarín metió tres goles.

Huy, entonces decía yo: ?Qué bonito juega ese muchacho?.

Todo para llegar al día del encuentro... Aquél era un domingo de junio de 1938. Ella había invitado a dos de sus hermanos aficionados del Asturias a un partido del Necaxa, que esta vez enfrentaría al Marte en el Parque España: Estábamos sentados en las gradas; me cansaba porque era pura madera. A medio tiempo iba ganando el Marte 2-0 me levanté precisamente cuando salían los jugadores del campo rumbo al vestidor. Horacio se volvió hacia la tribuna y me vio. Se cruzaron nuestras miradas. Y yo, como seguidora del Necaxa, levanté los brazos para preguntarle qué pasaba. Se sonrió y con los dedos me pidió que esperara un momento, como diciéndome que el partido aún no estaba decidido. En el segundo tiempo les metieron otros dos goles y el juego terminó 4-0. Perdió el Necaxa por paliza. Fue entonces, esa misma tarde vivía yo a tres calles de la Alameda de Santa María, cuando derrotada y muy triste me fui a caminar. De pronto vi venir a Horacio con un amigo. Él vivía cerca, yo no lo sabía, nunca lo había visto por ahí.

Al verse frente a su ídolo, se le ocurrió a doña Maria Elena preguntar: ¿Qué pasó? ¿Cómo fue que nos metieron ese 4-0?

Casarín sólo sonrió, vio a la niña de 15 años que andaba todavía de calcetas, y respondió cualquier cosa.

Platicamos un poquito: yo me fui a mi casa y él siguió con su amigo. Creo que le gusté o se sorprendió de que le hablé de tú y le reclamé. La cosa es que le preguntó al amigo dónde vivía yo muy cerca, por cierto, de su casa. Como a la semana, que tocan a la puerta. Voy a abrir, y ¿a quién cree que me encontré? A Horacio.

El futbolista le dijo entonces a la muchacha: Hola, ¿qué tal?, ¿cómo estás? Te vengo a invitar a un baile.

¿A mí? Si casi ni me conoces. A la que conoces es a mi hermana Lucy, nos parecemos mucho. Estarás confundido...

No, no, no, te vengo a invitar a ti.

Está bueno, si me dejan ir...

Y fueron juntos al baile. El noviazgo duró tres temporadas futbolísticas. Ella se casó de 17 años, él de 23.

Al año nació mi hijo Horacio, que tiene ahora 57.



Arde el Asturias

Aún eran novios cuando Horacio Casarín sufrió aquella dolorosa lesión contra el Asturias, el 26 de marzo de 1939, lo que según la leyenda llevó a los aficionados a incendiar buena parte de las tribunas...

Revive la señora de Casarín la pasión que se vivía en torno al Necaxa: Si todos en la ciudad éramos necaxistas... La gran rivalidad se daba en los partidos de mexicanos contra españoles, y el Necaxa casi siempre ganaba: eran unos piques que ríase del América-Guadalajara. Y en un juego contra el Asturias precisamente fue cuando lastimaron a Horacio. Estaba muy joven. Él debuta en 1937 y en 1939 lo lastiman, incendian el estadio, ¿se acuerda? Aquí están los recuerdos de mi marido y descubre doña María Elena las cicatrices de la rodilla derecha de don Horacio. Estuvo año y medio sin jugar... fue terrible para los dos. Fue el menisco y alguna otra cosa.

El médico Alejandro Velasco le dijo: Yo te opero, no te cobro.

Si me prometes que por lo menos podré caminar, me opero contigo... porque de pronto como que se le zafaba la rodilla al caminar.

Sigue doña Elena: Este médico Velasco operó a Horacio y a los dos meses ya estaba otra vez con el Necaxa. En ese año y medio ni su equipo se ocupó de él.



El futbol no era negocio

De cuando el balompié no hacía millonarios... Por lo menos no a Casarín.

A pesar de que se casó muy joven a los 17 años, doña María Elena culminó su carrera como educadora en la Normal de Maestros.

Todavía alcancé a desfilar el 20 de noviembre; era la abanderada de la escuela. Y me casé el 10 de diciembre. Presenté mi examen, me despedí. Me recibí como maestra de jardín de niños. En ese tiempo no trabajé.

Años después ejercería su carrera, cuando su hijo, Horacio, cumplió 10 años: Trabajé 40 años. Recibí mi medalla ?Altamirano?. Y me retiré hace seis años.

Cuando se casaron don Horacio, en cambio, ya había dejado sus estudios de ingeniería: se dedicó de lleno al futbol.

Jugar le producía un enorme placer, le fascinaba, era su pasión. Fue futbolista 22 años y luego se desarrolló como entrenador. Un tiempo jugó en Zacatepec, ahí sí me fui a vivir allá, antes de que empezara yo a trabajar. Y tenían el entrenamiento creo que a las tres de la tarde... pero él se quedaba hasta las ocho. Cuando acababa con el equipo se acercaban unos doctores gorditos, rechonchos, a los que Horacio les prometía: ?Yo les bajo los kilos?, y los ponía a hacer ejercicio para que bajaran de peso... y al tiempo teníamos ya puro galán, todos muy esbeltos.

Y más: Como jugador Horacio ganaba como 300 pesos al mes, más otros 300 porque lo metieron a trabajar a un banco para que le alcanzara. Con eso vivíamos al día. Si tardaban en pagarnos nos metían en aprietos. Nunca ganó un centavo extra. Hasta que fue técnico ya le pagaban doble: como jugador y como técnico. Después de eso sí ganó algo, no como ahora que se llevan millones de dólares... ¡de dónde! Lo más que ganó Horacio fueron 8 mil pesos al mes, no más.

El ídolo nació para el futbol en el Necaxa; luego estuvo en el Atlante...

Viene después la rara aventura española, en el Barcelona: realmente a Casarín no le convino lo que le iban a pagar, le querían dar lo mismo que en México, sin tomar en cuenta los gastos del viaje, lo que implicaría para la familia Casarín vivir en el extranjero.

Quería llevarnos, pero yo lógicamente me quedé aquí. Entonces no daban pasajes para las esposas ni les ponían casas ni nada. Para hacer el viaje tuvo que vender su coche. El futbol nos dejó muchas satisfacciones a los dos, pero todo esto y mira doña María Elena su casa actual viene de lo que trabajamos después. De Europa se regresó muy pronto y entró a jugar al equipo España, curiosamente, cuando ya había empezado la temporada.

La fortuna no les vino por el balompié: un día Casarín literalmente se sacó la lotería. De eso hace más de 30 años...

Iba por la calle y se detuvo en un número: 1918, que era el de su año de nacimiento. Algo presintió, compró un billete y se sacó la lotería, que en ese momento nos cayó muy bien.



Vendedor de medicinas

Después de su retiro del futbol, a los 37 años, un tiempo trabajó Horacio Casarín en la industria químicofarmacéutica. Vendía medicinas: Era buen vendedor, por su fama en las canchas.

?Tú no vendes medicinas?, le decía su mujer, ?vendes futbol.? A los 60 años de edad lo jubilaron...

Entonces volvió al futbol, a los entrenamientos, y se fue a Túnez como técnico de la selección nacional juvenil. Ya había dirigido al Zacatepec, lo hizo subcampeón. Tiene un montón de subcampeonatos pero sólo dos títulos. Siempre llegaba a la final, como pasó con el Atlante, pero en el último partido algo pasaba. Esto del Atlante fue hace poco, ocho o 10 años. Había arrasado en el campeonato contra todos y en la final frente a Tigres, al llegar a penalties, fallan los tres primeros jugadores que escoge. Después de eso fue entrenador un año más y se retiró. Sí, de aquello no hace mucho.



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