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Morir como Manolete

GUILLERMO SALAS ALONSO | El Universal
Martes 26 de octubre de 2004

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`Carnicerito de México`, así apodaban a José González, un torero al que el destino le alcanzó en el ruedo, de la misma forma y apenas unos días después de la tragedia en Linares

Catastrófico resultó el año de 1947, en las memorias de la fiesta brava en el mundo. Dejó crespones de luto, con tragedias que tuvieron como escenarios las plazas de Linares, España, Vila Vicosa en Portugal y la Plaza México, en esta ciudad capital.

Calendario, casi a la mitad del siglo XX, que se considera cruento, terrible, de desdicha en todos aspectos. Hubo tres muertes por cornadas similares, con lesiones en las venas y arterias femorales, en la que se incluyó a un torero de época: Manuel Rodríguez Manolete .

En agosto, el día 28 de ese calendario, en la plaza de Linares, fue herido el diestro cordobés por "Islero" de la fatídica divisa de Miura.

Todavía la afición taurina no se reponía de tan infausto acontecimiento, cuando el 15 de septiembre, en la plaza portuguesa de Vila Vicosa, cayó herido el diestro mexicano José González Carnicerito, una herida similar que le produjo el toro "Sombreiro" de la ganadería de Falcas de Alcochete, de encaste de Miura. Al día siguiente entregó su alma al Creador.

En ese mismo septiembre, una semana y media después, el día 28, al mes justo de la tragedia de Linares, en la Plaza México, el novillo "Ovaciones" de Santín, prendió al prometedor prospecto José Laurentino López Joselillo , con otra herida similar, lesiones en las femorales. El 14 de octubre, cuando estaba por ser dado de alta el novel sufrió una embolia que le cortó la existencia. Se convirtió en otra víctima, en el tercer mártir de ese cataclismo taurino del 1947.

Mucho se ha escrito de Manolete y, asimismo, de Joselillo . No se ha usado tanta tinta ni papel en José González Carnicerito de México . Un diestro importante de una trayectoria interesante, de colorido, pues siendo un torero que no caminaba por la senda de lo artístico, en cambio sí era una auténtica "cuña" para cualquiera, de un gran valor y vergüenza profesional.



De la mera Tapatitlán

En los Altos de Jalisco, de la mera Tepatitlán, a la que se le ha cantado como como tierra soñada y donde la vida es un primor, en el altiplano de esa hermosa región occidental de nuestro país, ahí nació nuestro personaje el 19 de marzo de 1905.

Vivaracho desde pequeño, vivía muchas horas en el rastro de Tepa , con los carniceros, de ahí su mote, aunque se le conocía mejor como El Cachuchas . Un tipo simpático, afable, hablantín, que nunca parecía cansarse de narrar anécdotas y cuentos de los que unos llaman verdes y otros colorados, ambos subidos de color.

Desde pequeño adquirió el virus del toro. Como novillero debutó en la plaza de Zapotlanejo.

Es menester señalar que en su segunda actuación se negó a banderillear. Según las crónicas le temblaban las piernas. Ese día su maestro Juan Gómez Palmerito , dirigente de la "Cuadrilla Juvenil Jalisciense", de castigo lo mandó a pie hasta Guadalajara, 42 kilómetros. Hizo migas con un banderillero muy famoso, muy querido, Félix Romero El Guero Félix, quien posteriormente fue su peón de confianza. Y éste le echó la mano y caminaron hasta Guadalajara alternándose y cabalgando en los lomos de un burro. En mucho ayudó Romero para conocer la real trayectoria y peripecias en la profesión de Carnicerito de México .

Así es de extraña, de incongruente, de impredecible la fiesta brava. Carnicerito de México brilló siempre por su valor, de ser un extraordinario exponente del segundo tercio. Sus pares de cortas en las tablas, en terrenos inverosímiles, se afirmaba, ponía de "punta los pelos" a los espectadores. Sin embargó ese día, simplemente, no estaba de vena, o de humor.



Trayectoria en ascenso

José Loreto González debutó en Guadalajara, el 29 de septiembre de 1924 en la plaza "El Progreso", que regenteaba nada menos que otro personaje de abolengo, don Fausto Hernández, antecesor de un gran empresario en la Perla Tapatía, don Ignacio García Aceves. Y empezó José a eslabonar triunfos novilleriles. Inclusive en México, haciéndolo el 15 de mayo de 1925 en la plaza Merced Gómez que se ubicaba en Mixcoac, alternando con el estadounidense Sidney Franklin.

Posteriormente hizo su aparición en la plaza grande El Toreo de La Condesa, con mucho éxito. Alternó con Carmelo (Armando) Pérez, Esteban García Barrera, Jesús Solórzano, Alberto Balderas, José Negro Muñoz, hermano del singular personaje Jesús Ciego Muñoz. Con Balderas tuvo una gran amistad y a la vez, rivalidad enconada en el ruedo.

Un gran triunfo en la brillante temporada 1929, el 12 de mayo, en la que alternó con Carmelo Pérez y Chucho Solórzano. Cortó trofeos y se colocó como un favorito del público. No era muy fino, pero sí un torero temerario y, desde luego, un exponente notable del segundo tercio.

En 1930 marchó a España, como novillero. Causó una impresión bárbara, sobre todo en la Monumental de Barcelona, donde los toreros mexicanos gozaban de gran cartel. Su debut fue el 3 de agosto en Tetuán de la Victoria, en Madrid, dejando un ambiente de primer orden. Toreó un número importante de festejos menores, inclusive por allá aducían los críticos: "El torero que juega con la muerte".

Al año siguiente tomó la alternativa, era el doctorado que valía, pues en aquel entonces no se confirmaba esa ceremonia en México, sólo en Madrid. Se la confirió el 13 de septiembre de 1931 en Murcia, el as Domingo Ortega, como testigo Jaime Noaín, astados de Andrés Miura. Cuatro días después, el 17 de septiembre la confirmó en la capital hispana, con Manuel Mejías Bienvenida de padrino y como testigo Domingo Ortega, con el toro Estudiante del hato ganadero de Celso Cruz del Castillo. En esa campaña actuó en 31 novilladas y 17 corridas de toros, número de festejos que habla por sí sólo del impacto que causó.

Ya colocado en un sitio. Tanto en nuestro México como en suelo ibérico, siguió sumando fechas y toreando con lo más granado del escalafón de esa época. Recorrió el suelo nacional de norte a sur y de oriente a occidente. Triunfos, tardes sinsabores y cornadas. De éstas daba la impresión que jugaba con ellas.

En 1932 se encerró con seis toros de Pallarés en Barcelona y toreó con continuidad hasta la realización del boicot contra los toreros mexicanos.

En México en los años sin españoles, hizo paseos en las corridas de mayor jerarquía Oreja de Oro, las de Covadonga, en una de ellas actuó mano a mano con Lorenzo Garza y mató al famoso toro Centenario de San Mateo, un ejemplar de pelo jabonero.

En 1937 logró un triunfo inconmensurable en la plaza de Monterrey, donde cosechó una pata. Y el 29 de diciembre de 1939, inauguró la plaza que lleva su nombre en Tepatitlán, alternando con Alberto Balderas y Jesús Solórzano, con astados de Matancillas.

Por signos de allá arriba fue testigo de la tragedia, la muerte de Alberto Balderas, el 29 de diciembre de 1940... Fue un golpe tremendo para el tapatío. Más que rival, José y Alberto se veían como hermanos.



Igual a la de ?Manolete?

Por gestiones del taurino español Antonio Algara, se firmó el convenio y fue de los primeros en irse para suelo ibérico donde tenía mucho cartel. Alternaba la profesión en México, España, Portugal y Sudamérica. También le causó honda impresión la muerte de Manuel Rodríguez Manolete , en la madrugada del 29 de agosto de 1947. Al conocer la noticia comentó: "Murió como los grandes, como lo que era, una real figura".

No pasó por su mente que unos días después, el 15 de septiembre, alternando con Alberto López, Etelvino Laureano y la rejoneadora Conchita Cintrón, un marrajo de Falcas de Alcochete, en la plaza de Vila Vicosa, pese a estar afeitados, pues en el país luso se permite, le infiriera una cornada con lesiones en las femorales.

Al conocer la importancia de la herida, su estado anímico decayó verticalmente. Al despertar de la intervención reconoció a Conchita Cintrón. Con la soberbia rejoneadora y torera existió una profunda, sincera y noble amistad.

El parte médico contundente: "Una herida incisa en el muslo derecho en la cara anterior de unos 25 centímetros de largo por cinco de profundidad, con dos perforaciones en la región femoral".

Sus primeras palabras: "Voy a morir. He sido corneado en la misma forma que Manolete ".

Conchita, sin despojarse el traje corto, permaneció todo el tiempo al lado de José en la habitación del hospital, le detenía la mano cuando expiró a las 8:30 horas del 16 de septiembre, de un colapso cardiaco. La amazona contó: "Llorábamos todos aunque, agotados, ni lágrimas teníamos".

Carnicerito de México , como muchas otras víctimas, pagó con su vida la pasión que sentía por el toro, por la fiesta, por el espectáculo. Este siempre perseguido, brillante, con luz propia, pasional como ninguno y el más bello de todos, donde se elabora arte jugando con la muerte.

Sus restos llegaron a México y el 12 de octubre, Día de la Raza, fueron depositados en el Panteón Moderno de esta ciudad. Ahí acompaña a su amigo y rival: Alberto Balderas... ¡Es la leyenda. Así se teje la historia!



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