De seminarista a futbolista
Aguascalientes. Feliz porque llegó a un futbol donde siempre quiso estar y porque su esposa Carina Nespolo le va a dar su primer hijo, que nacerá en México, el ariete brasileño Sandro Carlos Sotilli se aclimata a esta tierra y se acopla cada vez más a los Rayos del Necaxa. Originario de Rondinha, Río Grande do Soul, Sandro dejó el seminario, donde estudió cuatro años, por su pasión futbolística. Su padre, Silvestre Sotilli, era campesino: plantaba soya, trigo y otros cereales. "Yo le ayudé en el campo hasta que entré al seminario, a los 14 años", dice este delantero, que fue campeón goleador en el torneo Gauchão 2004, con el equipo Gloria de Vacaria, título que lo hizo ganar el Botín de Oro y ser elegido el mejor jugador de la Liga. "Siempre jugué al futbol, ése es el sueño de toda crianza (niño) en Brasil relata Sandro, de tez blanca, cabello castaño y sonrisa espontánea; aunque comencé a jugarlo profesionalmente un poco tarde, pues estudiaba en la congregación Marista. Iba a ser algo así como sacerdote de la religión católica, un misionero", explica. Estuvo ahí casi cuatro años: "Trabajaba con niños y jóvenes huérfanos, carentes de recursos en orfanatos, escuelas y hospitales". Entró "porque mi familia era muy pobre y la única manera de estudiar era en un seminario Marista. Muchos así lo hacen en Brasil, van a escuelas Maristas, de La Salle y otras". Prosigue: "Me gustaba mucho la vida ahí, pues trabajaba con niños, pero me ganó la voluntad de jugar futbol y dejé el seminario". Su primer club fuera de la institución Marista fue el Ipiranga, luego militó en el Internacional de Porto Alegre e incluso jugó en China, en el Beijing Guoan. Regresó de China, pues terminó su contrato, tras un torneo en el que anotó 15 goles. "Pero todo fue muy difícil allá, tienen un planteamiento del futbol muy diferente al de Brasil o de México. Y el idioma es muy complicado". Tras obtener el título de goleo con el Gloria de Vacaria, el Juventude intentó hacerse de sus servicios, pero según la prensa brasileña el Necaxa ofreció más dinero: 100 mil dólares por la cesión del jugador. "Ahora estoy muy contento de estar aquí, en Aguascalientes. La gente es muy amigable y muy hospitalaria. En México y Brasil estamos muy ligados, pues de muchas maneras somos iguales", señala. Sandro Sotilli nació en Rondinha, Brasil, el 18 de agosto de 1973. Su madre, Zaida, sigue dedicándose a la agricultura, pues su padre, Silvestre, murió hace tres años. "Ahora estoy formando mi propia familia, que es el sueño de todo hombre. Y estoy muy contento porque mi hijo no sabe si será hombre o mujer va a ser mexicano. Va a nacer aquí en diciembre próximo", finaliza ilusionado.
Con la debida bendición
A los 18 años de edad, los Maristas le dieron la bendición y Sandro dejó todo para dedicarse al balompié, que ya jugaba desde el seminario: "Teníamos equipos y siempre fui delantero".
Narra su aventura en Asia:
Fue una experiencia muy difícil por el idioma, las costumbres y la comida. Fue buena, pero todo es diferente. Acá en México uno está más próximo a Brasil en distancia, futbol, lenguaje y costumbres".